Más allá de las estrellas, de la diversión cósmica multicolor en el universo, cercano a Saturno, está el planeta Clarión. En éste los juguetes viven coloreando, jugando y contentos en cada rincón espacial. Junto a ellos, un Muñeco ha creado el lugar más delicioso que pueda existir, ofreciendo para todos sus ricos panqueques que dan energía para los didácticos juegos que inventan allí. Su receta perfecta deja a todos satisfechos, ya que el buen manjar y la suave masa son el complemento para que tengan fortaleza y energía para hacer sus actividades.
De arriba los observa Centinella, madrina de todos ellos, muy preocupada y atenta a que a ningún juguete le falte algo, los protege y les enseña. Siempre baja a Claríon a deleitarse con los panqueques de Muñeco, con su atención protectora es la que más ánimos necesita. Ella, todas las tardes al restaurante iba, compartía con sus amigos y Muñeco muy orgulloso y feliz, observaba las sonrisas de cada uno.
Un día, mientras todos jugaban, se sintió algo extraño, como una brisa degradante, todos se reunieron y fueron a ver qué sucedía, llegaron al restaurante de Muñeco que estaba cerrado. Todos pasmados y desconcertados buscaban alguna explicación, en eso baja Centinella proclamando que en la Vía Láctea la leche desapareció. Murmullos por aquí y por allá. Muñeco escondido buscando alguna solución de cómo hacer el manjar y nada resultaba, estaba muy nervioso.
Pasó un día, dos días, tres días, una semana y nada ocurría, las energías comenzaron a decaer en cada uno de los juguetes, por las calles y bosques, nadie jugaba.
El tiempo seguía transcurriendo ya nadie se alegraba ni mucho menos se divertía, Centinella bajó al pequeño planeta sin pensar que sería una despedida, al ver a todos tristes y nauseabundos, se sintió desconfiada y sin ánimos de seguir, determinó que para no causar problemas a nadie ni sufrir de esa manera, era mejor abandonar Clarión, subió y se esfumó.
Al otro lado de Clarión, en el rancho del Señor Thóma, muchas vacas habían, todas unas gordas y sedentarias, ya que se dedicaban todo el día en solo comer y dormir. Pero por otra galaxia, un Hada se quería asomar por aquel planeta, sintió una pérdida y decidió ir a ver.Llegó, encontrando a medio planeta desabitado, y como no tenía con quien conversar, fue a visitar a su amigo el Señor Thóma, se saludaron cariñosamente y ella le pregunta: “Amigo, ¿estas vacas son tuyas?” Señor Thóma responde: “Sí y las cuido”. El Hada extrañada le vuelve a preguntar: “¿Y no hacen nada más que comer y dormir?” El Señor algo sonrojado responde: “Eh... Sí, nada más puedo hacer”.
El Hada comenzó a pensar y de pronto una súper idea que se le ocurrió, vio a una vaca que estaba en una esquina durmiendo, le echó unos polvitos mágicos.
No pasaron más que segundos cuando el Hada quedó impresionada al ver a la vaca, sus polvos mágicos provocaron que ésta se convirtiera en algo maravilloso y lumínico, cambió de color, era morada y se veía ágil y anímica, quedó transformada ; se percató de sus poderes, uno de ellos era el de volar, así que quiso hacer algo que a veces lo soñaba: conocer el otro lado del planeta, voló y voló, pero algo triste se puso, porque se dio cuenta que todos los juguetes estaban en sus habitaciones desganados y quietos, se preguntaba a cada momento qué es lo que sucedía, no sabía qué hacer, hasta que se propuso ir a pedir ayuda al planeta de al lado, Saturno. A llegar a éste, ambas descienden de forma asustada, toman un rumbo y divisan que junto a un árbol se encontraba Centinella disgustada. Tanto Vaquita como el Hada le preguntaron qué ocurría, fue entonces que la madrina contó apenada cómo estaban las cosas en Clarión, que decidió irse de ahí, por que con ella estando tan mal, mejor no seguir. Sin alegría y felicidad Clarión ya no sería lo mismo.
La Vaquita, decide ir nuevamente a Clarión, y como a ella le encantan las obras de marionetas y títeres, fue al teatrillo once que por ahí estaba, lo encontró y una Marioneta afuera encontró; conversaron por unos instantes y Marioneta le dice: “Quiero acompañarte a la Vía Láctea”, la Vaquita le responde: “¡Vamos! Volando iremos”. En pleno vuelo gustoso, Marioneta nota que el tubo que conecta a CLaríon con Vía Láctea algo extraño tenía, ingresaron en él y de repente chocan con una muralla gigante que se interponía. Vaquita notó que la muralla era bastante peculiar, no era una muralla cualquiera, era gris y degradativa, provocando en parte el ambiente tenso en los juguetes.
Complicadas las tres de cómo poder sacarla de ahí, a Vaquita una idea se le ocurrió diciendo: “¡Marioneta! Con tus hilos toma las puntas de la muralla, con mi fuerza supersónica, la derribaremos”. Marioneta puso sus hilos en acción, pidió que Hada la sostuviera, y junto a Vaquita jalaron la muralla con tanta fuerza que los hilos dispersaron color por todo el tubo, rompiendo totalmente la muralla gris, dando así como resultado la leche esperada. Dirigiéndose la leche a Clarión, Muñeco al darse cuenta gritó de emoción, todos en el planeta escucharon y saliendo de su lugar corrieron al restaurante de Muñeco. Llegando ahí, Muñeco ágilmente elabora el manjar y los panqueques.
Lentamente el viento desagradable se desvanecía, dando paso al aroma exquisito de los panqueques, todos los juguetes empiezan a comer.
Al ver que la leche era abundante por el tubo de la vía Láctea, Hada, Marioneta y Vaquita van a Clarión, cuando llegan allá no ven a ningún juguete, eso les extrañó, pero luego divisaron el restaurante de Muñeco donde estaban todos felices y contentos.
Todos observaban la llegada de estos tres seres y Nenuca levanta la mano y pregunta: “¿Quién es esa vaquita?” Marioneta responde: “¡Es una súper Vaquita! y la ayudé a derribar la enorme muralla gris que tapaba el paso de la leche”. Robot muy entusiasmado dijo: “¡Es una heroína!..” y lo sigue Peluche: “¡Una súper heroína y única! Luego Nenuca a alzada vos dice: “¡Es Súper Mú, Súper Mú!”, todos los juguetes repetían a gritos felices dicho nombre.
En eso Príncipe pide silencio y se dirige a Súper Mú con un obsequio en las manos y le dice: “Gracias a esfuerzo incondicional te otorgo un pequeño presente, y te damos la bienvenida como la Heroína de Clarión”. Súper Mú al abrir su presente, queda muy contenta, era un colgante con una campanita de oro. Al mismo tiempo de su emoción, nota que arriba del planeta se acerca una imagen resplandeciente y viva, les avisa a todos. Los juguetes observan y era Centinella que volvió a donde realmente pertenecía. Clarión y sus juguetes más felices se sentían.
Desde ese momento Clarión se sintió más seguro, siguieron disfrutando de los ricos panqueques de Muñeco y más que tener a una Súper Mú de heroína, hallaron a una gran amiga.