" La gente siempre está buscando los rincones para mirarlo todo. Si te pones al medio, no hay nada" - Astorga Valeska Porque contamos el camino preciso sin tener esa certeza puesta como pañal de tela. Hay migajas dentro del pecho que no autorizo a descubir. Debajo de mi cama hay polvillo de la tarde, con las presencias sonámbulas, con sus relojes retraìdos, y la sintonía perdida en un porqué que no pretendo mencionar.
¿Ves la panty rota de esa mujer cuyos ácaros corren por su falda transpirados en silencio? Ella cierra las piernas, quiere ser santa. Aunque sea por cortesía.
Se ha callado dos veces mordiendo la inercia de su amargura, algo le falta, algo grita. Esa voz que se oye y no hay nadie. Esa dueña ingrata que la ignora.
Y se carmone la lengua de la noche con que las cuatro estaciones recorrieron sus senos, recorrieron su aliento recorrieron su orgasmo reocrrieron su alma.
No hay canción para dormir, ni vestido para el día siguiente. La mesa está servida para los mismos días. Días que espera y que caga después de sentarse a tomar el té.
Ronca escupos de enojo, y putea a las palomas, putea a los ríos, putea a los vientos, putea a los niños, putea la misma vida.
Hey, pequeña, no seas tan drástica solo te pido el último chance, lo juro. Que la distancia perfore mis ansias de poseerte. Que la noche deje ser nido tentador.
¿ Es que no lo entiendes? Todos lo saben, todos comentan el querer abrirte y pasar mi lengua dentro de ti.
Me da lo mismo que tengas esa fama de puta alocada, que esperan bocas verdes hacértelo brusco y sin noción.
Me impresiona tu esencia intacta en todo el ambiente. Ese olor impreso que invade mis pulmones, dejando sin salida los deseos de tocarte.
Y me acerco inquieta, alguien me ha ganado, pero no me rindo. Quiero sentirte, lamerte, chuparte.
Tu quietud me llama, dirigéndome con temor en las manos. Lento, vamos lento pimero.
Así, no pares, acaba conmigo, acaba preciosa, más fuerte, más rápido, sáciame. Justo en el centro, ahora hasta el fondo. Ahí, ahí, ahí ¡Qué rica eres!
Siempre serás la única, la favorita. La mejor mermelada de mora.
Hay cosas que nos impresionan como la raíz cuadrada de aquello que nos marca el día inicial. Produciendo esos paisajes sin restas, sin divisiones, sin simplificar.
Teniendo adentro del bolsillo ventanas abiertas del prodcuto anterior. Y potencias la entrada de este elevado amor.
No hay cálculo que sacar para incógnitas que no hay.
Mientras miras las hojas percibo el sabor de la sustancia, se disuelve en mi paladar, pegada como chicle enorme y desaparece dejando marca en mis labios. Te volteas y opinas sobre el agua café. Nos rodea por el frente, junto con gaviotas que nos cantan y nos invitan a cerrar los ojos, poniendo como escena el aire de playa en periodo de primavera. Hay ojos dispersos a nuestras espaldas con tonadas imprudentes y alardes ambiguos, con la maña corriente que lleva a lo nada. Esas siluetas que nos importan pero sin importar y brincamos por medio de la risa, esa canción que nos gusta escuchar. El sol se ha puesto terco y desteñido, bajando sus penurias a través del aire, observando la tierra como despedida dejando que la noche cubra los cuerpos. Marcando más en el tuyo y el mío.
A medida que el tiempo transcurre nos vamos volviendo esclavos de lo que hacemos, pensamos y decimos, es decir, ya prácticamente no tenemos la capacidad de sostener nuestros propios ideales porque la sociedad se ha vuelto una masa propiamente colectiva, que nos lleva a seguir todo lo que el otro hace, a ser parte de un círculo donde todo es conocido, costumbre, vivido, sabido y experimentado. De lo contrario, nos vemos envueltos en una condena de separatidad y exclusión por el hecho de no seguir al resto.
El desarrollo cognitivo va en función de seguir un patrón establecido desde que somos pequeños. Es el tener que disponer de otro para poder aprender, movernos, hablar y pensar de cierta manera, que terminamos encerrados en una forma de vivir y manejar las situaciones que se nos van presentando. Asimismo se nos va proyectando en la mente que lo que nos rodea es lo único válido, todo lo que está fuera de nuestros conocimientos previos se le denomina como “extraño”, y en la mayoría de los casos se es “anormal”. Pero ¿qué es normal?
Según los diccionarios se califica como: “lo que es corriente, habitual y no llama la atención, ni se sale de lo ordinario”.
Si nos detenemos a analizar este significado, nos da a entender que el concepto de normal, no es más que una síntesis, una adopción de lo que vivimos a diario. El hecho que algo sea corriente proviene de lo que es común para nosotros, ya que lo sabemos manejar y se vuelve costumbre, por lo tanto, ya no llama la atención ¿Será que el concepto de normal amerita que un dicho o una acción sea buena o mala?
Probablemente hemos perdido la noción con respecto de que si algo es bueno o malo, y a pesar de ser diferentes, de tener un estilo de vida propio, somos uno en cuanto a colectividad. No hay una voz que sea capaz de inferir en que si eso “normal” nos pueda afectar positiva o negativamente en la sociedad. Claro está, que somos una máquina que ingiere, reconoce y adapta. Hasta el día de hoy seguimos igual, avanzamos por medio de la masa que nos controla, tanto así que no nos permite pensar en querer salir de esta burbuja.
Un ejemplo notable es cómo Chile cambia su “normalidad” en cuanto al paso de épocas que ha adquirido. En los años setenta el hombre llegó con la idea de implementar costumbres y gustos ingleses, por lo que el chileno no se negó en aceptar. Fue una etapa que nos marcó y dejó más que algún recuerdo y experiencia en nuestras mentes. En su momento todos vestían y hablaban igual y la gente optaba por lo mismo. Ahora en la actualidad, todo eso pasó al olvido por la llegada de variables parafernalias que nos margina, y lo que en los años setenta era un esplendor, ahora es parte de la “anormalidad”.
El hombre en sí, siempre varía, va imponiendo nuevas matices a su concepto de vida. En principio para el resto de la masa se le considera como “anormal”, y se insiste en tomar esta idea para luego digerirla e introducirla dentro de la sociedad. Luego la costumbre obtenida anteriormente, pasa rápidamente a volverse algo extraño.
En otros lados del mundo, por ejemplo, los hábitos de los indios son bastante diferentes, incluso hasta brutales para lo que nosotros entendemos como normal. Por otra parte, al decir que no se sale de lo ordinario, está apuntando a una cierta discriminación, tanto afuera como interiormente, generando a esa parte de la población como una minoría irrespetable. Las personas generalmente nos seguimos valiendo de este concepto, y aprovechamos el sumo uso de éste como refugio innato para su permanencia en esta sociedad costumbrista, por lo que se aseguran de seguir con este patrón para no descender y rebajarse a la diferencia que marcan los demás. Diferencia degradante impuesta por la misma masa que excluye.
Tanto la “ normalidad” como otros conceptos adaptados por nosotros, no son más que series abstractas que le inventamos una exclusividad, que en poco tiempo se familiariza con la persona, llegando así al punto de un verdadero círculo vicioso que se transmite en cada fase de nuestra vida. El ser normal o no, es tan sólo la palabra que se hace existente gracias a la visión mediocre que tenemos los seres humanos.
No le interesa la búsqueda de querer enojarse- creo que no es necesario- Eso medita ella, sentada y cagada de frío, con los dedos gordos congelados y el traste partido en cansancio.
Nace una notoria evidencia, con tono escueto al sonar sus huesos frívolos - siento que uno ya no se enoja porque es la costumbre la que amerita la cuestión del ser cortante o ser pesada o no " pescarte" o no ser contigo y la hueá y la concha de su madre. - Observa eso cuando va al baño y defeca llantos secos de suma pudrición latente producto del vacío corporal que le genera su puto trabajo.
00:09. Me comienzo a desesperar tanto por el hecho de no verte, que termino por ir al baño, en cada segundo uso las ansias acumuladas oprimiendo el botón verde, a ver si logras sentir que te estoy llamando.
Estoy cansado y quiero contarte el por qué. Ya que siempre nos pedimos explicaciones por lo que sea. Me gusta mucho porque sale espontáneo y porque, o sea, está bien po, hay que explicarse las cosas. Me acuesto entremedio de mil frazadas como excusa de no dar más, pero no, me levanto tan brusco en ir al baño, en pasearme, mirar por la ventana y ver el viento como quiere arrasar con los árboles, me como más las uñas ¡ Ahhh, contesta! Me duele el estómago, me da hambre de café y cigarros pero me hago pan con manjar, una marraqueta con huevo, un choripán, no sé no sé no sé.
Me quedo en el primer piso con un frío de esos que te llegan a salir suspiros medios raros, acompañados de los típicos ticks nerviosos. Desde el comienzo de esta narración, estoy seguro que van más de diez llamadas. Y para distraerme un poco intento contar y ver en realidad cuántas son, pero me veo interrumpido por la aparecida de mi hermana. Me mira con un flojera contagiosa, y me dice que debe trabajar, así que prefiero ir al segundo piso.
00:11. La verdad, es que sí estoy cansado y no doy más, tuve que ir a la cresta del mundo a buscar el uniforme del nuevo empleo que me dieron, y comienzo este mismo sábado. Ya, si sé que esa pausa en la conversación es por algo y no muy bueno. Ese tono de vos lo conozco tan bien, algo te molesta, dime, te juro que no me enojo. Además esto depende total y exclusivamente de mí. Pero, oye me tienes nervioso ¿nunca sientes cuando te llamo? Ah, sí po, tus malditos exámenes de manualidad, me preocupa tanto que te saquen el jugo, y sabes que es cierto, me preocupo mucho, como ese día que se te quedaron las cosas y yo hasta haciendo cursos de “fotochop” para ayudarte...
( ¡otra vez, no!)
Tono, tono, tono, semitono, piiiiiiiii. ¡por la cresta! Era una buena introducción de conversa mientras esperaba que me contestaras. Voy al baño otra vez.
00:13 La niña está ocupada, déjala tranquila. Puede estar preparando el guatero, lavándose los dientes, haciendo sus trabajos de toda la noche ¡Déjala chiquillo por dios! Pucha que me gusta cuando me apego a la almohada y me calma la consciencia.
Cuando estoy feliz escribo las canciones del artista
el útero me duele a reventar y corto estrellas de papel.
Me gusta improvisar que el coño es más que un juego mensual.
Las heladerías, los jugos en sobre y los naturales, lo cítrico son un calvario,
recorro Santiago de estación en estación y cada vez siento menos los pechos.
Llevo agua de manzanilla en una bolsa de algún supermercado y el par de calcetines que le quite al gilipollas que me culeó.
Cuando estoy triste escribo las canciones del artista y me vuelvo a bajar la falda para andar inquietamente con pañales de anciano. Les hablo a los árboles y a las plantas de la rabia que me causa estar acá, sola e incomprendida y que a simple vista los hombres desean puro manosearte sin saber de la víbora que poseo entre piernas.
En mis entrañas me pierdo en el recorrido hormonal, pensando en las salidas de esta válvula pequeña y flexible, que me cansa y me hace gastar el triple de lo que no tengo ¡Joder, quiero una cama!
Cuando estoy enojada escribo las canciones del artista, me cago y aplasto los recuerdos del almuerzo. De San Pablo hasta la mierda del tren me siento perdida y ahogada en una ciudad que sé de puro nombre y que las malditas letras del artista las tengo tan metidas como su miembro y su abandono en esta estación.
B: Quiero un revolver y andar en carruceles de mierda con la música rompiéndome las sienes, contando de dos en dos la entrada perfecta y volver a introducir mis manos en el juego.
T: En calles friolentas se remojan los escombros pudoros del sexo en postes y paraderos. No hay por qué andar, rasquémonos el pelo y volarán las palabras de lo no cierto.
B: Se me quedaron las llaves de la recámara, no llorar más. Ponte de espaldas y empieza a rezar porque en este lugar los tacos dejarán de sonar. Que no se te olvide ponerte mucho labial.
T: Sábanas de cloro en sudoración, las invitaciones se avecinan, te mueves tú o simplemente me voy yo.
B: Me gustan los cuadros mostrando la crudeza de tus labios putescos. Si lo haces detendré el gancho y las vueltas tendrás fin.
T: Sumatorias, como quieras.
B: Treinta muinutos pasaron y no recibo palabras de ti, tú y tus indiferencias, de verdad las odio. Me bajan una y otra vez las mismas canciones en lágrimas. Me voy de aquí.
Hojas debajo de mi cama en verdes tardes y neblina.Ven acá. Túneles imaginamos en las luces, camas, sudor. Ven acá.
No hay espacios llenos por donde me voy, hay un diluvio en la conciencia, no se ve el olor del ayer. Ven acá.
Insistó, no corras, que sin ti no puedo dormir.
¿ Dónde ir?
Respiro besos sentada contando tus letras y café en la mañana. Te pongo entre cierre abierto y te guardas aquí. En mi corazón. Ven acá Me devuelvo, pozas que dejan pensamientos tardiós, te voy a buscar. Entre mis ropas estás.
Mi muñeca no me habló pero la vi desde ese día, no la dejé más.
El ambiente anunciaba con claridad que la tormenta marítima estaba aproximándose. El cielo endurecido, ululaba expresiones quejumbrosas con el fin de degradarse y buscarse algún refugio, para luego comenzar su expansión en tan amplio lugar. La arena giraba en direcciones contradictorias generándome un malestar a la visión, y a su vez, podía sentir el furor del ancho mar por medio de los vientos, que trataban de desvestirme y echarme a patadas del sitio en el cual habíamos hecho el amor la noche anterior.
Sin embargo, no tenía en mente marcharme y dejarla sola. Ya sabía las consecuencias del oleaje interior al chocar con los cuerpos, y la fuerza con que ejerce su llegada mensual. Sé con exactitud la razón de la banderita roja y por qué hay que irse y estar lo más lejos posible. Pero ya es costumbre, yo la aguanto.
Un oleaje más, una tormenta más, no me desanima, porque es normal. No dejaría a Matilde sola aunque me lo pidiese, porque no es lo que quiere, sólo teme lanzarme contra la pared con su simpatía y descargar conmigo el enojo que le produce la menstruación los veinticuatro de cada mes.
Al final de cuentas...así es la naturaleza, así son las mujeres.
En una mezcla homogénea, Julio no se nota. Nadie logra verlo pero sí es posible sentirlo. Cuando se acerca la maldad entre los jóvenes, es utilizado forzosamente; nadie lo escucha, nadie se atreve a dar pie atrás. Las travesuras maquiavélicas terminan por estropear más que su pálida cara contra ventanas y puertas, terminando como calcomanía entremedio de la suciedad. A Julio le fascina el frío, como si fuera un medio de transporte a la antártica, donde le gustaría permanecer ya que sabe que nadie más resistiría. Es libertad.
Cuando está triste no hace más que lamentarse y proclamarse desgraciado. Prefiere ser duro o decorado pero jamás reventado. Las veces que Julio ha de morir, mira hacia el vacío de donde estuviera, pidiendo al rey de los huevones más tolerancia con la vida que debe llevar. Siempre resulta enojarse y, acumulado de rabia se genera heridas en la cabeza y el traste. Como aquél día que lo encontré pegado a su sillón de cartón y que a la fuerza lo saqué, donde un líquido pesado y viscoso goteaba entre mis manos, recorriendo el resto de mi brazos. Julio rendido, sabía que su final se acercaba. La situación desagradable se trasformó en un olor tedioso, prefiriendo ir directo al desalojo. Fue reventado por mis manos viscosas.
Me puse a limpiar el desastre ocasionado, provocándome apetito. En vez de ir por Julio fui por dos para freírlos y comérmelos con marraqueta.
El tiempo voló, era como el frío racio que cubría mi cabello mientras recordaba aquellos aviones. El sonido de ellos repetía a diario la decadencia de las calles, los escombros abundantes y la reducción de gramos de pan que nos mantenía despiertos desde que empezó la battalla por y en Leningrado.
Recordé también las tropas Stalinistas corriendo por las capas de nieve tratando de defenderse, apoyando la tristeza, mi tristeza y es que yo no era más que su propia consciencia. Me hayé lejana al fuego que traían por el anillo cambiado en el mercado negro, cada día al son de la radio nacional sentía menos mi cuerpo y la cama pasó sólo a ser usada de nombre, no había diferencia de la nieve con ésta.
Todo fue saboteado, marchitado y derrotado, fue mi culpa. La soberbia y las ganas de salir adelante a no volver, preferí quedarme en busca de una muerte feliz, aquí donde nací.
Si hubiera sido como Jossif Stalin me habría excitado ferozmente la idea de mandarte a Siberia, pero el egocentrismo cubría el aburrimiento. Y me sentía perseguido por la frialdad con que las miradas del pueblo absorbían el karma de dejarla y no buscarla, por alguna epatía hacia su persona nunca opté ni en pensarlo.
Si hubiese tenido el coraje de Vladimir Lenin, el vapor del tren hacia Alemania sería rebozante entre mis entrañas por desaparecer al coro de los oponentes y me hubiera provocado la nada el regresar a San Petersburgo. Y es que cuesta tanto con el paso de los años, no se olvida y no se siente.
Tuve un parecido con Trostky, correr y correr por alejarme de aquel porque estuvo detrás, hubiese muerto en el intento. No me fui a México pero huí por unos instantes de aquí. Me quedé con ella, disfruté con ella. De todas formas al encontrarme sabía mi destino, jamás regresaría a Rusia vivo, tampoco muerto, pero la huída reflejaba mis más ardientes deseos de tenerte. Tomo como un recuerdo mío en su mente el que hacer de su vida en un pincel retratado de sus cejas. Y lo mejor es que Frida no murió y yo la estoy esperando.
Ahora está leyendo, aunque la distrae el sonido de voces que traspasa de la ventana a su habitación. Sus padres.
La retaron nuevamente (por eso que te contó hoy al chiste sin gracia) sin anestesia, es que ya nadie acepta una respuesta saliente de su boca. Cada vez recibe que paga más caro de lo queen algún momento pagó, y la deteriora a sentirse un ser horrendo.
¿Por qué contar esto de su vida? Bueno… fue porque tomó a la seriedad el comentario de un diez de febrero, donde le dijeron “cuando me despedí de ti, fue como si no volviera a ver nunca más”, es una muchachade recilencia tardía. Y muy cierta es esta razón, el ambiente se le puso más denso.
Son treinta días donde no existe el ver, oír ni tocar de lo que tanto anhela y ama. Está descompensada y todo esto que ocurrió, de alguna manera le sirvió para saber qué mierda está sintiendo, haciendo, pensando, etc. A pesar que esbastante tarde para sacarlo a los cuatro vientos, sólo sabe que lo que creía no saber, siempre estuvo en su saber inconsciente, que es tan verdadero como el nacer de su saber. Y como las palabras dedicadas que fue formando para ti a penas te conoció.
Se vio tan cabizbaja cuando le dijeron en otra oportunidad que por ninguna parte de la verdad le habían creído ni una sola palabra (n-a-d-a). . . Pues, no fue la única persona que pensó lo mismo, cada cual de todos estos y más están en su derecho de clausura a creerle.
Estuvo tan acostumbrada al engaño verbal (a mí) cuando pequeña que se le fue haciendo parte de ella, su sombra, las veces que quiso safarse le era imposible, pero no para ella, si no para mí. La cobarde al mando de esta escritura.
Claro que se puso un montón de apodos: fue imbécil, tarada, espúrea, sucia, todo porque no fue capaz de cegarse por lo que la verdad le da, se dejó llevar por mí y terminó con perder dos meses de la incomunicación proliferante. Y no quisieron saber más de ella.
Se arrepintió y ya había perdido, pero no se rindió, lo que había provocado, más que mal no fue a causa de ella, trató como basura lo real (me gusta ver eso) pero siguió como si nada le hubiera pasado. Pidió mucha ayuda moral y cuando pudo lograr un treinta de abril…tenía el concepto a no despegarte de su vida y lloraron a abrazos como pañuelos (lograron conmoverme) Quiso intentarlo de nuevo, cogiéndote la mano y probar si quería hacerlo. . . (Ya vi que así fue).
Ella no sabía que el tiempo demostrado ya estaba amando, claro que nadie le creía. Siempre mantuvo la cabeza al frente a pesar de dicha circunstancia, muchas cosas pasaron y crecieron: el enamoramiento (después de lo mucho que estuve presente, al final resultó lo que ésta quería).
Esto último lo meditó ensimismada, incluso las palabras de su madre la apoyaron en mi contra y le salió lo bonito que sentí un poco de envidia; la única mujer que ha amado profunda y sanamente ha sido a ti. Su corazón grita tu nombre como vos de campana anunciando lo importante. Es que contigo aprendió de sobra, todo fue siempre verdad. Y ¡yo! . . . que estuve a su lado para cualquier percance, me dejó por esa cosa llamada realidad. Y sí, te ama como ese día, como hoy y como siempre; también lo será.
Algo quiero contarte; no es un cuento, tampoco de esas historias que se formulan mientras vives, menos un poema por el cual la cursilería rebota en las entrañas. Simplemente le llamo verdad ¿Y por qué así? Quizá una simple conversación con mi mamá logró que captara el boato absoluto que me generan muchas preguntas cuando hago el despertar por las mañanas O tal vez la posibilidad de caminar por mí y descifrar los horizontes, los espacios, el cosmos, la tierra, el agua y el reloj que llevo dentro.
Algo quiero decirte; traté de unir. . . ¡qué se yo! todo lo que a una persona le complementa, fue en vano querer no hacerlo pero si lidero esto con una sola cosa, el amor, también estaría vinculada la verdad. Eso que a todo acompaña, que va de la mano de la desconfianza y la duda, eso que todos tenemos como mentira. La costumbre de tapar, proteger lo que me llevaba a las nubes, que por cierto me sentía bien, sólo fue cómplice para gatillar en mis palabras falsas hacia los demás. Seguiré sin más que con el amor que siento. Antes de apuntar y dar mayor énfasis a lo que es hoy, iré hacia atrás porque ahí es donde se integró el habla de mi mamá. Percibí de muchas circunstancias que me enamoré dos veces en esto, esto que se llama vida. Lo peor es que lo estoy diciendo en un lapsus de tiempo tan avanzado que creo y siento que es demasiado tarde para exponerlo a la vista de demases. Soñando brinqué colinas de intuiciones donde de todas las veces que he estado con alguien, yo siempre soy todo y nada a la vez. Todo: está más explicar por qué soy así. Y nada...No porque yo lo sea, porque siempre me disfrazaban de eso. También pasé por procesos de mucha angustia porque yo quería con desesperación y la mentira fue mi mejor amiga, fue tanto el dolor que terminé amando obsesivamente a una persona. . . ¿amando?, ya no sé si corresponde llamarlo así, pero yo quería lo evidente al fracaso y al solitario. Logré desempañar mis anteojos y esta es la segunda vez que me he enamorado de alguien, de ella. Me siento pésimo por escribir esto ahora, porque no lo limpié antes.
¿Por qué mierda no fue así?
Sí, los días siguen pasando, sigo amando, sigo pensando en eso que me llena, pero que ya es tan verosímil, tan concreto como el agua que tomamos. . . Me arrepiento tanto, porque ya nadie me cree, nadie opina ni divisa que yo si tengo una verdad, que también la poseo pero que por mi ya no mejor amiga, que ya enterré pero no ha muerto, todo lo que hacía o sentía fue el benefactor dulce de ésta y lo gocé, pero más sufro porque ni la ser amada creerá este documento. Llena de espúreos en mi boca, llevada por mi cabeza, la locura, los libros, me dejé llevar por la razón y como dicen "el corazón puede más que la mente”.
Sigo lamentando que es tan tarde y sombría la pasada en el papel con palabras que debí haberlas formado antes, no me llamo mentira, me llamo Constanza. Sólo créeme, nada más.
Mañana me voy a la octava región. Desde que tengo uso de razón voy con mi familia a la ciudad de los Ángeles, se pasa bien, es otro ambiente, la tranquilidad te desaloja de tus hábitos queriendo transformarte en una parte más allá de los paisajes, el viento, la lejanía y del pensar. Siempre ha sido igual, incluso cuando se va contra voluntad, o sea, como ahora.
Contando unos años atrás, desde que tengo trece años, el encanto por alojar allá me aprieta el pecho. Quizá la niñita ya tiene sus cosas , sus recuerdos, sus amores y dolores. Un sin fin de numerosas y numerosos estados, pensamientos, epifanías que la detienen de tan encantador lugar. Tengo recuerdos buenos y malos, es increíble el poder de lo malo sobre lo bueno; si en un tiempo ambos están equitativos el que sale a flote en tu memoria es lo malo, te saca de sí cuando más tienes tristeza, la realidad es la negatividad misma, cuyo sicoseo no te deja jamás en paz. Sobre todo cuando se es decisivo y cuestionable.
Este año es el más complejo de los otros, ya no es de querer o no querer ir. Tengo el don de la palabra, el deber es mío y nadie se entromete nada más que para mirarte con el acongojamiento mismo y la serenidad de los abrazos, pero es cuando más notas la diferencia de estar en Santiago y fuera de éste. Tener que soportar más lo habitual, no obstante me hace reaccionar fermentalmente y saber por qué realmente tuve gato encerrado.
Crayones, libreta, muñeca de trapo, guitarra, filmadora, guía de matemáticas, cuaderno, libro de literatura, retraro, cartas, fotos, despertador,anteojos: cafés, celestes y negros, cigarros, maquillaje, pañuelos de la playa. Mochila unamúnica.
Ni la mayor distracción hace posible que te disgregue de pensamientos por un momento. La controversia que el ambiente tenso hacen de mí una muchacha débil y sin movimientos. Voy perdiendo cada parte de mí por esta situación, que a la vez tuvo que haber pasado para caducar el tema de una vez. Pero me dejan sin nada con autoestima por debajo de la tierra, con al ahogamiento entre mis pulmones, sin poder llorar como quisiera, porque ni la gota más gruesa de tristeza me alivia. Y lo único que me da fuerzas para soportar tanto jaleo es que estás tú, en mente, cuerpo, alma y corazón.
Todos estos días se vuelven tediosos, depresivos, con el toque amargo que me hace estar más sola, más escondida, buscando cualquier rincón abandonado. Escuchando mis grupos favoritos, música clásica, observandolo primera división cercana a mis ojos.Y qué increíble es que todo se refleja en ti. Me despierto y siento tu olor en mi cubrecama, con la muñeca abrazada a mí. Voy al baño, me miro al espejo y mi cara idéntica a cuando nos amamos más, el pijama, cuando tomo desayuno es sentirte al frente con tu taza de té en mano y mirándome de reojo y viceversa.
Mi estómago sonando y gritando despavorido pero no de dolor, te recuerda a cada minuto y lo hace saber, te hace recordar cuando cuidaste de mi malestar esa tarde. Al vestirme siento las emociones que me provocabas al momento de tocarme, al momento de besarme, desentirte más cerca de mí.
Luego el día se hace más tenue por la falta de actividad y los pasos de algodón se hacen más escasos la hora de evitar todo esto que siento. La mayor cantidad de cosasque he hecho tienen una razón de ti; los dibujos, la comida (como cuando te cociné), la lectura, los sueños, la imaginación, lo monótono, mi vida.
Yo sé que confías en nadie, en mí qué decir; pero debes creer y asegurarte con lo que te dije y con lo que te estoy diciendo, no sé de cuántas formas debo decir que te amo, que eres todo, mi vida y quepara mí un siempre no es broma, no es para que un texto suena más lindo. Es cierto, a pesar tener un mundo imaginativo en nuestra cajita de colores, para mí, todo tiene una cierta realidad. Trato que nuestros proyectos sigan perdurando y como tú dijiste “nos resta seguir amándonos” y eso mi amor, jamás lo voy a dejar de hacer. Voy a luchar por esto, por nosotras, por ti. Pero sola no puedo, contigo soy tan feliz y la distancia no nos separa, porque yo tengo la seguridad que me piensas, que me deseas, que me necesitas, que me amas como yo a ti. Debes ser fuerte mi amor, nunca voy a dejarte de lado y sé que todo será para mejor, cuando vuelva todo se irá notando. No quiero irme pero debo hacerlo, será mi única oportunidad de ser escuchada y estaré con la muñeca bien pegada al pecho, con el anillo bien puesto y conel corazón entre mis dedos. Y debes tratar de calmarte porque no haré nada malo, así con tu desconfianza puedes pensar cualquier cosa por mi ausencia, pero sabes, sí. . . Sabes que no será así. Mi gran sentido: tú
Allá estaré con la cabezaen silencio mientras veo el paisaje, escuchando tu memoria y la filmadora será tu imagen por esos días, aprovechando la soledad completa para decirte mucho más, cada parte del paisaje será un parte de tu cuerpo.
Sé que es difícil esto, que es arduo cada día que siguelas horas, no soltar nuestras manitos; cada palabra que te dije ese martes por la noche, es lo que gritaría y arrancaría de mis entrañas con tal de dejarte en claro que mi amor por ti jamás se irá.
El domingo es el día de los enamorados, ya me siento parte de ese día junto a ti, será tan melancólico como un día cualquiera, pero ten seguro que estaré abrazándote por medio de estas líneas, por medio del viento, por medio de cada detalle, con tal que me sientas y que recuerdes que te sigo amando.
Sólo aguanta, espérame. Sí, siempre juntas, como un granito de arena en todo el desierto.
Ya no pude seguir, estaba inquieta. Escuchaba todas las respiraciones y movimientos de mis compañeras de habitación. Pero no era eso mi karma, sabía que si me volteaba el jaleo sería peor, aunque eso era la verdadera razón: Tú durmiendo a mi lado. Desde que llegamos a aquel lugar me sentía extraña, era hacer conteo al cúmulo de sueños que esperaba que algún día se cumplieran y al momento de vivirlos, estar preparada con un reloj mágico para detener el transcurso de las horas por bastante existencia.
Me desperté y notaba todo sombrío, con un olor tedioso a dormitares profundos, tenía calor. Yo te miré de reojo y descifraba que los sonidos que perturbaban una parte de mi tranquilidad eran provenientes de tu mandíbula; eran sus crack y crack con pausas de cinco minutos. También te oí hablar mientras seguías en la misma posición a la cual entraste al primer sueño, " no, sí, no", eso decías y recordé que casi nunca duermes como se debe.
Necesitaba saber la hora, es mi hábito, pero de repente algo malévolo y curioso envolvió y mezcló con ganas el querer la hora: el velador junto a nuestra cama contenía no se cuántas parafernalias y tu teléfono celular. Nunca me has dejado verlo, siempre evitas que le ponga siquiera un dedo encima y ahora yo estaba completamente despierta, inquieta por tu presencia inmóvil a mi lado y ensimismada por tomar o no tu teléfono para "ver la hora" (eso me dije primero)...quizá verlo completo, intrusearlo, tocarlo las veces que nunca me dejaste. Total, permanecías dormida.
Tuve muchos pestañeos antes de tomar la decisión, mi lado curioso me incitaba a mirar pegadamente tu aparato y a agarrarlo. Pero el lado de la niñita buena salió a flote y dije a vos susurrante que no lo haría, sólo vi la hora, eran las cuatro con treinta, y de pasada la imagen de fondo con los obsequios que un día te hice. Al tanto escuché pasos de pantuflas a las fuera de la habitación, con una lentitud que aborrecía mi concentración, deduje que podría ser la de tercera edad que le urgía la vejiga y que iba al baño. Y estaba en lo cierto, cuando oí de vuelta aquellos pasos y el correr de la cadena, sufrí el síndrome de la copiona. También de la nada me vinieron ganas y quise aguantarme pero me comenzaba a doler. MI consciencia no quería que fuera, no deseaba despertarte con mi levantada, pero la verdad no podía más y me paré de la cama de un sopetón. La puerta de la habitación rechinaba como picaflor, aunque fui siempre cautelosa. Llegué al toilette, hice lo que me llamaba y a penas lista me miré al espejo. Me reí de de mi rostro demacrado y con ganas de algo...algo que no sabía con certeza, pero lo ansiaba esta noche. Volví al cuarto y me sumergieron los sonidos de una muchacha, los respiros profundos de las otras dos y tú ahí, sola, en el rincón de la cama, de media vuelta y sin senitr tu mandíbula actuar. Mientras introducía mi cuerpo a la cama de la nada sentí que te volteaste, levantaste tu brazo y con tu mano empezaste a tocar el colchón, la almohada y como no sentiste presencia te despertaste y entre abriste tus ojos. Te noté retraída y con una interrogativa en tu mirada, " fui al baño" te dije y me acosté abrazándote. Te calmaste.
Te despertaste con mi ausencia y aproveché de explicarte la historia que había formado por unos momentos (expiraste alegremente) lo mucho que estaba inquieta con tu inmovilidad. También dije que vi la hora de tu teléfono, y me preguntaste la hora de inmediato, lo tomé de nuevo y ya eran las cinco (nada mal para una historia). Susurramos, nos apretujamos hasta quedar sin distancia, me besaste sin ruido alguno. Y luego comprendí que lo posterior a esto era lo que tanto ansiaba y pensé en que me hacía falta. El comienzo de un beso. Y nunca pudimos terminar... La última vez que abrí los ojos percibí el ambiente de tono azulino y tu rostro lo vi con claridad, era hermoso, ahí jugué con tu ojo un buen rato. Reímos.