BLA BLA

lunes, 31 de mayo de 2010

Mare Nostrum

El ambiente anunciaba con claridad que la tormenta marítima estaba aproximándose. El cielo endurecido, ululaba expresiones quejumbrosas con el fin de degradarse y buscarse algún refugio, para luego comenzar su expansión en tan amplio lugar.
La arena giraba en direcciones contradictorias generándome un malestar a la visión, y a su vez, podía sentir el furor del ancho mar por medio de los vientos, que trataban de desvestirme y echarme a patadas del sitio en el cual habíamos hecho el amor la noche anterior.

Sin embargo, no tenía en mente marcharme y dejarla sola. Ya sabía las consecuencias del oleaje interior al chocar con los cuerpos, y la fuerza con que ejerce su llegada mensual. Sé con exactitud la razón de la banderita roja y por qué hay que irse y estar lo más lejos posible. Pero ya es costumbre, yo la aguanto.

Un oleaje más, una tormenta más, no me desanima, porque es normal. No dejaría a Matilde sola aunque me lo pidiese, porque no es lo que quiere, sólo teme lanzarme contra la pared con su simpatía y descargar conmigo el enojo que le produce la menstruación los veinticuatro de cada mes.

Al final de cuentas...así es la naturaleza, así son las mujeres.

jueves, 13 de mayo de 2010

Tocándonos el pelo

Con los dedos busco un orgasmo
en las sombras de tu espalda.

Frío o calor, de igual manera,
nos transformamos en néctar
debajo de la cama silvestre.
Cógeme del cuello, y ronronea
los versos perdidos del trayecto.

Muéstrame al sol el color de tus ojos,
yo te dibujo una nube, no mires al cielo.

Siente el universo
a través de mis labios.
Toco tu boca, toco tu lengua
y respiro el aliento excitado
de aquella playa en Enero.

Cierras las puertas, ya vienen los perros,
riamos, pero no paremos de hacerlo.


Hasta en el más simple silabeo,
tú eres mía, de flor en flor.
No despiertes y me callaré,
el toque de nuestros cabellos
seguirá ardiendo.




miércoles, 12 de mayo de 2010

Pobre diablo

Cuando quiera oxidarme bajo su axila
será el día que lo mate con esta garra,
envuelta en el recuerdo
que mi pecho mutila


Porque yo lo odio, es único.
Deforme e insensible
Estúpido y cómico,
mi odio tan perfecto e irresistible.

Lo visto lúcido, gris y mezquino,
apoyando la mugre en mis pechos
con el pulso tardío, con las manos cerradas,
con el recelo de este cuerpo alpino.


Porque yo lo odio, es único.









lunes, 3 de mayo de 2010

Fósforo

Si hubiera olvidado por un momento que fumo, le habría llevado calor a mi familia con el último que me quedaba.

( D: )