BLA BLA

jueves, 8 de diciembre de 2011

de frente

No pude seguir y me detuve.
No pude seguir, estoy jodida.
Y aunque me vine en un colectivo para llegar rápido
no pude y mi corazón se calló.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Y apenas se abren los ojos

ya está frente a mí

ya está frente a aquéllos

el paisaje del habla sin boca

el del tacto sin manos

el del sentir sin sensibilidad

el del susurro sin aliento



Al lado del espejo

se ven como una pasa

como un polvo

como sin rastro

con los pies tardíos

y la cara sin registro

aquí mismo

dentro la tierra

ahora que pisamos nadie

ahora que oímos nada

ahora que seremos nadie

Y con falso afecto

somos nada

porque respiramos

del avance


Y apenas se abren los ojos

las plantas lloran

la raíz se pudre

el jardín se ciega

porque sin avance

no se es florido

y no cabe en el mundo

la curva más grata de las féminas

ni la fuerza efímera del masculino


Las máquinas ya existen


Es tarde

pestañeo y no hay qué caminar

mi arraigo se cae

y el de aquéllos está perdido

perdido queda

el nombre

perdida se muestra

el alma

perdido queda

el resto

perdido queda

el sentido

y la de aquéllos

se convierte en mierda

bajo el pensar desierto

que hace épocas

nos domina



A penas se abren los ojos

las máquinas ya existen

y dentro de nosotros se quedan

martes, 29 de noviembre de 2011

De vuelta

No es que se las dé de escritora, pero sus palabras, solo las suyas son aquellas que me devuelven el nombre, que me estremecen el pecho y me hacen tocar las estrellas como ese par de años que creí que se los había tragado el viento.

lunes, 19 de septiembre de 2011

.

Son casi las siete de la mañana y estoy aquí, tirada en mi cama, pensando en nada más, viendo las manchas y rayones que tiene el techo.
Decidí no dormir y dedicar esta noche a mi nombre y simplemente respirar. Dedicar sin más preámbulos al color blanco de la vida y cantar temas sinfónicos para limpiar mis cejas.

Cierro un ojo y quedo tuerta completamente: es ver todo a medias, notar que todo el espacio que me rodea esta cubierto sin completar, me pongo de guata y observo la bajeza de mi cama
como una fruta calada.
Y luego, nuevamente, mis ojos bien abiertos, decido pararme, voy a la pared, y me miro, pero todo sigue igual, solo que estoy frente a una mujer por la mitad.

No tuto.

Los pájaros empiezan a cantar, y yo perdí el hilo de las sinfonías, se me acabó la batería, así que me daré media vuelta y roncaré, sin burlar un ojo para ver la mitad, yo tengo unos ojos preciosos, y los compartiré conmigo esta vez.

despertar, despertar...



Buenos días.











lunes, 5 de septiembre de 2011

Diet

Vi la mesa llena de porquerías y me dio hambre.
Durante días no dije nada, para qué, si todo aquí es tan igual, así: siempre lo mismo, al mismo ritmo.
Cada boca produce el mismo aliento, incluso el mío. Pero yo tenía más hambre que nadie.
Y esperé, esperé que las porquerías se insinuaran, para que tú te levantaras de la mesa, me tomaras la atención y volvieras a pedirme disculpas, para qué, si aún tengo hambre.
Me como una manzana, me tomo una sopa de verduras, tomo un vaso de leche- eso me toca los días lunes- para qué tanta palabra, tanta condición, tanta porquería sobre la mesa, si tengo hambre de todos, hambre de mandarlos a comerse una torta, así, como hoy.

domingo, 4 de septiembre de 2011

To -Z,4z-z

Hay una cosa que deseo.
Hay una cosa sin la cual mi felicidad en este mundo parece imposible.

Yo no he nacido para vivir sola, tengo que tener a alguien conmigo
y enamorarme, y ser amada.

Mis recuerdos se apiñan en mi propio alfabeto secreto.
Ciertamente, nadie a adorado a otros como yo a ella.

Yo puedo vivir de la esperanza.
No puedo dudar del amor de alguien que ha esperado tanto con paciencia.
Voy a ser constante y nunca sentiré deseo por nadie más.

A. Lister, 1820 ( Halifax, West Yorkshire)





a) He decidido vestir siempre de negro, para liberarme de la tiranía de la moda.
b) Tal es nuestra naturaleza imperfecta, que la disipación puede resultar más eficaz que la reflexión.
c) Creo que un tinte de romance lo hace a una más agradable.

sábado, 3 de septiembre de 2011

I

Llegué corriendo

y abrí las ventanas

Miré al cielo

para ver si te encontraba volando

pero no te vi.

Me di vuelta

y te veo en el suelo

sin alas

sin sombra

sin cuerpo

sin sed

sin hambre

sin sexo

sin nombre

pero estabas volando







miércoles, 17 de agosto de 2011

Al desnudo

Dicen que la soledad te nutre los pensamientos y exagera tus dudas, colocando así un nuevo concepto: las hipótesis, el viento que corre, el chicle que masticas, lo que observas, todo lo que alcancen tus ojos.

Sola, allá en la esquina me ven parada esperando un motivo para seguir caminando, no encuentro a nadie más, pero sigo al paso en dirección al día nuevo que es hoy. Así, bien feo, con nubes poco divisibles, con árboles pelados y con una mirada objetiva a la nada.


Tengo dos chalecos, el gris es nuevo en mi cuerpo, tan elasticado que me forma una cinturita, diferente a la que llaman " de huevo", me veo bien, pero lo oculto con una prenda anexa, para luego colocarme encima, el otro, el otro que tiene el molde armónico de tu cuerpo. Dos chalecos en el mismo cuerpo, separados por una tela estética. Se siente todo, sobre todo al abrir las alas; qué nombre tan bonito para no decir axila, porque todo se duplica en un aroma exquisito; mi perfume natural y el tuyo, recuerdan lo orgánico de nuestra fe ante la naturaleza. Somos dos aves con el nido entre las prendas.
Bajo las alas, se juntan nuevamente la pasión y ascenso de los encuentros, las instancias delicadas, y me cantan empezando el día, para que al final de éste, descansen bajo las sábanas emanadas por esa tela morada que nos alerta, pero el cuerpo habla por sí solo. Nos acaricia.

Es diferente estar sola que sentirse sola. Puedo sentirme así porque no estás a mi lado, no como tanto quiero. Pero no estoy sola, viste, porque hasta en la ropa, te pozas, sí, te pozas como un ave en el nido que tanto adoras.

Me gustan los chalecos, me abrigan tanto, no por la lana, sino por la vida, lo que siembra. Tú.



sábado, 6 de agosto de 2011

Basta

Es angustioso ver eso que me hace bajar la cabeza y ver venir a la realidad, la mía. No es lo grave, porque no lo es tanto, es la densidad corporal que me espera cada día en un calvario.

Asquerosidad frente al reflejo.
Cada minuto que pasa lo absorbo pesadamente, cada imagen, palabra, gesto, lo ingreso en mi cabeza, en mi cuerpo, en cada parte que me hace sentir desproporcionada.

A veces pienso que nada de lo que se usa me sirve, y siendo súper consciente de ello, lo palpo de forma ligera, sin dejarme avanzar ni medio centímetro en que se note. Ni para eso permitiría la evidencia.

Pero yo quiero, juro que quiero. No soporto más.

La niña a su corta edad se veía tan bonita pensaron incluso que era bulímica, eso le preguntaron a la muchacha de labios pintados y pelo corto. Pero no, ella pudo, pero algo pasó que está así. Debilidad ante las cosas, no a lo que se tenga o no se tenga que comer, masticar, digerir. Hubo meses donde se preguntó quizá cómo se lograba tanto, ella no notaba evidencia, era un roce efímero de cambios, cambios que no aprovechó y por eso, con miedo y ansiedad, ansiedad de salir de esto, escribe por estar vana en el sofá.


Y sucede que me canso de ser tan tonta, dice la burra sin dignidad, sin seriedad.


Ya, basta. Quiero.

jueves, 4 de agosto de 2011

Alto.


Y por ende, me despido de los versos.

No soy poeta, no soy escritora. No soy más que Constanza.

Silvestre y corriente, pero quizá distinta.



* Página uno.

lunes, 11 de julio de 2011

Bel sensible

Sensibilidad intensa, que avanza y contagia mi interior.
Lo sensible que me acepta y me deja botar lágrimas hasta por lo más anexo a mí.

Qué manera de llorar mientras veía la teleserie del trece. Ver que la muchacha se desvanecía por la muerte, ver que su amado la miraba con esos ojos azules de verdad, esa capacidad de fuerza del amar, y todo, todo después fueron promesas, promesas que infelizmente él repitió.

Me da igual sonar cursi, ser una de las personas más sensibles, porque todo me afecta, y hay veces que lo que veo,escucho, leo, etc, por mucho que sepamos que no pasa realmente, nos llega tan profundo como si lo hubiéramos vivido.
Pero yo he soñado tantas cosas feas porque en todas aparezco en un vacío muerta de pena.

Es difícil creer en los nunca y para siempre, muchas veces nos envuelve, para la mayoría termina en decepción, para otros alimentan el pecho de uno como una cruel ilusión.
Pero es mejor imaginarse el para siempre y el nunca, así para uno, calladito, la seguridad increíblemente se vuelve inseguridad, te intenta destruir.
Y aunque suene contradictorio lo que estoy diciendo...yo sé que uno no determina lo que pasa en el camino, pero al ir más allá de los sueños asqueroso que he llegado a tener, es que yo ruego que perdones mi sensibilidad. Mi ingenuidad para soportar el dolor y escuchar más a mi pecho que a mi cabeza, pero hay una seguridad que se mantiene vigente, y pretendo decirte nuevamente que sí creo en un siempre, no sé si sirva como argumento potente el que esté tan vivo desde el primer día que te conocí.
Han pasado más de dos años, sí, dos años y fracción y no he dejado de amarte, y a pesar de los quiebres, los dolores, Mi amor está vigente, y yo, si hay algo tan seguro en mi pecho y en mi cabeza, que permite que se unan, es que yo te amaré la eternidad. Sí, siempre.

Yo no creo que alguien pueda morirse de pena, no creo que la pena te deje sin latir en concreto el corazón, pero sí creo en esa muerte en vida, sobre todo cuando notas que no serás la misma, porque has perdido esa vida, la vida que compartiste con tu mitad.
Y siento que ese tipo de muerte, es la peor de todas.


Y Déborah murió, dejando a la pequeña Alicia en manos de Pedro.



Oh, Mar, Mar de mí.

viernes, 8 de julio de 2011

lunes, 27 de junio de 2011

Un viernes de la señora Dasy

Hacía frío esa noche, aún más para la señora Dasy.

Había pasado un tiempo, el que ella misma ha de contar cada vez que recuerda la música de su despertador, pero un día cuando despertó, decidió salir a dar una vuelta, pero con la convicción que iba a estar acompañada. Organizó una fiesta de té con sus amigas (o al menos eso creía): Con Stella, la pintora, Juliana, la contadora y con Elianires, su vieja conocida de hace unos años atrás. Tomó con firmeza su pluma y les envió a todas una invitación para juntarse en el salón de té que quedaba a pocos metros del paradero principal de Domitila Street, quiso que fuera más o menos tarde, cercano a las once de la noche.

A lo días recibió respuesta de Juliana y Stella, ya que de Elianires la recibió de inmediato. Todas aceptaron gustosas. El panorama estaba armado, entonces, era solo esperar que ese día viernes veinticuatro de 1947, colocaran su presencia elegante y no envidiable, en los cómodos asientos de dicho salón. La señora Dasy estaba entusiasmada, solo pretendía regalar una velada confortable a su grupo, hablar un poco de otras cosas, con el fin de sacar conclusiones de una vida diferente a la que estaba pisando. Sin embargo, jamás pensó que justamente ese día, viviría con todos sus sentidos esa vida diferente.

Ya a las ocho de la tarde, del día del encuentro, la señora Dasy tomaba un baño en su tina que se le había heredado su abuela paterna. Se la regaló para que valorara la limpieza que genera el deleitarse con dicha tina, decía que el agua emanaba destellos azules a la hora de evaporar, transformado cada friegue en la piel, una delicada y suave visión de lo que muchos querían portar en el cuerpo, sobre todo en el cuello: Lapislázuli.

Tuvo que haber sido cierta la historia contada por su abuela, porque la piel de la señora Dasy era hermosa, y su cuello tan resplandeciente, con un perfume no de la elegancia, pero era un perfume que todos sabían que era propio de ella. Muchos recordaban su presencia como aquella mujer, con el cuello blanco, y de rico olor, que se incrustaba en el color de sus labios pequeños como una cereza. Era deseable, muy deseable decían, pero nadie se atrevió en hacerlo notable jamás.

Mientras terminaba su baño, recibió una carta de Stella, diciéndole que Juliana tenía una tristeza tremenda a causa de su hijo menor, ya que había huido de casa con la prostituta de su barrio.

Eran cerca de las nueve y media, cuando la señora Dasy leyó aquello.

Al acabar su lectura, se dio cuenta que dentro del sobre había un manuscrito bien pequeño, casi para pensar que podría no ser percibido por la señora.

Ya se hacía tarde, y decidió leerlo cuando ya fuera de camino al encuentro. Desde su casa se demoraba cerca de una hora, por lo tanto, debía apurar un poco su trajín.

Al salir tomó un taxi que no tardaría más de cuarenta minutos en llegar al paradero. Mientras iba en camino, miraba a través de la ventana las luces de las calles, de las casas, del cielo. Siempre le ha gustado la noche a la señora Dasy, decía que le fascinaba ver la maravilla de la luz al anochecer. Concluía que la fantasía de las ampolletas lograba transmitir la naturalidad del paisaje, en cambio el penetrante rayo de sol alumbraba todo, pero no tenía otra función, le fastidiaba.

Recordó de pronto, el manuscrito de Stella, metió su mano congelada en su abrigo, prendió la luz que se encontraba en el centro del techo del taxi y leyó:

Sé que no leerás esto de inmediato, pero además de cumplir con informarte del caso de Juliana, yo tampoco podré ir, sé que es a última hora, que debes estar por llegar, y te aviso que yo no asistiré, debo terminar un cuadro que debe ser enviado a Mexico, al taller del señor Rivera mañana por la mañana, y estoy jugando mi talento en esto.

Lo siento, pero sé que no estarás sola. Diviértete.

Cariños.

Stella.

La señora Dasy no se extrañó, ni se colocó de alguna forma peyorativa, solo bajó el ventanal de la puerta del taxi, arrugó el manuscrito y lo tiró. No leyó el papel antes porque sabía desde un principio la farsa de este encuentro, pero supuso que al no recibir nada de Elianires, ella sí iría. No optó por cancelar el encuentro.

Ceca de las once de la noche, justo al pasar el trolebús, llegó la señora Dasy al paradero, se sentó junto a un guardia de Domitila Street y a un zapatero.

Pasaron tres trolebuses, pero en ninguno aparecía Elianires. Ya eran más de la once con quince, y el guardia le dijo a la señora Dasy que el último trolebús pasaba a las once con treinta, que después las luces se apagaban y la gente debía irse por el callejón Piotr para alcanzar algún taxi.

Comenzaba a bajar neblina, y la pobre señora comenzó a tener mucho frío, ya era tiempo de apagar las luces, y ella volteó hacia un costado para divisar entrecejo el salón de té que estaba iluminado. Pasó el último trolebús y, como debemos entender, su querida conocida jamás llegó.

La señora Dasy entendió que podría estar perdida..

No tenía idea dónde estaba, solo sabía cómo llegar al salón de té porque la habían llevado desde niña, siempre la iban a buscar, pero desde que George, su chofer, murió, se las ha tenido que arreglar sola, y al ser una ocasión especial, decidió invitar a las demás a su preciado salón de té, pero estaba en medio de la nada, completamente sola. El zapatero había tomado uno de los trolebuses que pasaron antes de la hora final y el guardia despareció entre otras calles.

La señora Dasy no andaba ni con cigarrillos para calmar la soledad, comenzó a tener miedo, un miedo que jamás había pasado por su cuerpo, miraba para todas partes, aún siguiendo sentada en el paradero. Miró a su alrededor y solo sentía cómo la envolvía la neblina de esa noche. Sacó su pañuelo para sacar las lágrimas que le borraban el maquillaje, porque pensó en las miles de cosas horrorosas que pueden pasar en una noche, pudo haber llamado a alguna puerta, pero no se puede confiar en extraños.

Sintió que su cuerpo se iba, y fue entonces cuando retomó la costumbre de haber sido protegida por su prometido Nathan que ya no estaba con ella, pero de todas formas para distraer el temor, lloraba su nombre a gritos mientras trataba de circular la calle apagada. Caminó al salón té, al fin, pero no quiso entrar, toda la gente la conocía y jamás había entrado sola, sintió vergüenza, así que siguió de largo su camino.

Mientras se entumía de miedo, sentó compostura y guardó sus lágrimas para llorar a Nathan en una ocasión menos congojosa, trató de ver más allá de lo que se podía, y desvió su paso recto a un callejón.

Escuchaba gatos, y perros, bebés llorando, y a una señora que cantaba un blues diciendo en cada segundo "Landstyle my dear, is the way that we live, Landstyle, is the best place for us"

Se grabó esa parte de la voz suave de la señora cantora, y seguía su paso lento y desorientado. Miró hacia una esquina un poste de luz deteriorado, fue entonces cuando recordó su niñez, y se vio a los doce años con su padre caminando por aquella calle, donde su éste le compró un caramelo en la calle siguiente llamada Landfeel.

Volviendo a sus cincuentaydos años, la señora Dasy logró calmarse, fue deprisa a la calle de sus memorias, y efectivamente era Landfeel, y era justamente la calle que daba paso al callejón Piotr, directo donde daba salida a los taxis.

Llegó como pudo al final de dicho callejón, tomó un taxi y se vino a casa. Cuando llegó, no hizo más que pensar en cómo hubiera sido el haber estado con esas mujeres en el salón de té. No habría vivido el miedo real que vivió esa noche, pero por sobretodo jamás hubiera llamado como no lo hacía hace tiempo a su querido Nathan.

A pesar de haber quedado plantada, le gustó comenzar así su diferente vida.

Eso sí, al día siguiente mandó notas a sus buenas acompañantes, con más énfasis a Elianires, diciendo, que lo pasó estupendo y que no se molestaran en esperar otra invitación.

domingo, 26 de junio de 2011

Paloma negra

Todavía queda sombra
para evitar
verme amanecer.
Ya no sé si es
posible convocarle
una vez más al cielo,
pero de lo que sí
estoy segura,
es que no hay
cosa más aburrida
que mirar las estrellas,
sino puedo deshacer esa luz
para iluminar tus ojos.
Solo para que
vuelvas a mirarme.
Donde quieras que estés,
me dedicas como
una paloma negra,
sin rasgos coloridos
en tu andar.
¿Dónde te he visto con
ese disfraz de mujer?
Antes de dormirme
quiero entregarte
el primer vuelo
que no te pude dar.
Y mis manos
siguen en tus manos,
y siendo paloma negra,
no eres de nadie más.

Amor de mí.









domingo, 19 de junio de 2011

Bel & Marian

Terminé lo que faltaba en casa de mi prima, unos retoques donde cada pared era un símbolo colorido de lo que sentía extraño dentro de mi cuerpo. Me acosté tarde, pero costó que durmiera, nervios tontos que me hacían imaginarte, ahí, viéndonos frente a frente, por primera vez después de un largo año lleno de acontecimientos que yo tuve que soportar y, tú alejándote, yéndote, pero con el previo aviso que volveríamos a comunicarnos. Así fue, y yo te propuse, insistí en que al fin sucediera el conocerte. Quedamos.

El día había llegado, por fin, me levanté media justa, mi tía por más que trató de cocinar rápido, comí lo del día anterior, pero ella entendía que este día era lo más sagrado para mí. Mientras digería, vi el reloj que pronunciaba sus pasos como imponiendo fuerza en que me apurara. Eran las dos y cuarto. No me comí todo, solo quería llegar al metro y que el momento pasara. Fui a arreglarme y en ese momento recordé que no tenía cómo llevarte aquello, así que acudí a la ayuda de mi prima y me pasó una bolsita muy linda de bebé, donde empaquetan regalos grandes para los recién nacidos, mi regalo quedó perfecto.

Durante el camino solo pensaba en qué sucedería cuando te viera, recorrí un pasadizo que me llevaba por todo el año en que sólo conversábamos por la virtualidad, y que al fin, al fin, sí, al fin iba a verte, escuchar tu voz, oler tu esencia... nervios. La gente me colocaba más nerviosa porque todos miraban la bolsa que llevaba (era llamativa, no por el color sino porque el tamaño que me cubría las piernas, y yo soy una enana), pero me distrajo el hecho de andar así, porque en poco tiempo llegué a mi primer paradero: Las Rejas.

En el metro pensaba en el miedo que iba generando mi dolor de estómago, no sé, tonteras que piensa una cuando va a conocer a alguien, esa inseguridad que me ha acompañado desde pequeña, se hizo más presente el día de conocerte. Fue tanto el miedo que pensé en devolverme, lo pensé demasiado, pero no lo hice. Era incapaz de cometer ese delito si lo único que pretendía este día, era estar contigo, expresarme a ti.

Llegué entonces, en menos tiempo que mi primer paradero, a nuestro punto de encuentro: Metro Toesca.

Salí a una de las boletarías y me instalé, coloqué la bolsa entre mis piernas y saqué mi teléfono celular. Eran las tres con veinte. Quedamos a las cuatro de la tarde. Soy magnífica! - pensé, esa puntualidad que me cuesta, pero este día lo logré en un récord implacable.

Los minutos pasaban y mis manos empezaban a sudar, de pura ociosa saqué de nuevo mi celular y comencé a grabar tonteras con voz infantil, y al mismo tiempo observé la hora y ya se acercaba nuestro momento. Pero estando parada ahí dudé: miré hacia el lado y noté la otra salida del metro, dudé en que a lo mejor saldrías por aquél lado y no por donde yo estaba, así que te llamé…efectivamente había llegado, así que agarré la bolsita y fuí rápido hacia la otra salida.

Subí las escaleras con unos escalofríos que se notaban en la frialdad y sudor de mis manos, hasta que llegué a la boletería y ella me vio primero. Yo la observé, nos acercamos, nos dimos un abrazo, y le dije una hola medio tiritón y sonreí, ella de igual forma me respondió. (Cuando te vi, amor, cuando miré por completo con todos mis sentidos, sentí eso que no muchos creen, no sabía ni como llamarlo, pero solo supe eso tan grande que uno siente a primera vista, al tocar con el viento tus ojos) Bajamos por el otro lado del metro para ir al parque Forestal.

Calladas íbamos en el vagón, y para generar conversa, le comenté el hecho de esperarla en la otra boletería del metro, solo me sonreía. No sabía que otras cosas comentarle, y las veces que le decía algo me contestaba de una forma no muy simpática. Su tono de voz no era lo que yo quería escuchar y yo entre nervios y estupidez, le decía que era una pesada.

Cuando al fin llegamos a Forestal, notamos la masividad de gente que había, era obvio, era sábado y la juventud se esparcía por todo el parque. Nos encontramos con grupos de gente que teníamos en común pero no queríamos incluirnos, el día era de nosotras. Marian y yo.

Dentro de toda la gente, nos pusimos en una parte donde podíamos verlo todo, nos sentamos en el pasto. El rato pasaba y no había comunicación, me empecé a sentir fracasada. Y yo sabía que si queríamos hablar era yo quién debía partir, porque de cierto modo siempre supe que era más callada que yo. Sin embargo, de repente, me habló: Me gustan tus ojos, te los voy a quitar. A esto le respondí una confesión: A mi no me gustan tus ojos, me gustas tú.

Ella respondió preguntándome si era cierto lo que le estaba diciendo, yo por supuesto asentí. Y ahí quedó la conversación.

Igual esperé algo, pero no, disimulé. Entre tanto, surgieron intercambios de palabras, y cuando opté por colocar mi cabeza en tu cuello( huele tan bien, vida) me abrazaste. Estando ahí pensé en besar Tu mejilla. Al hacer este acto, no fueron mejillas las que toqué, sino tus labios, sentí la suavidad de tus labios pintados, la humedad. El roce tan lindo que estremeció mi cuerpo, cerré mis ojos, y sentí que era la mujer más feliz de la tierra. Fue el beso más hermoso y sincero que recibí. ( lo llamamos tú y yo: el beso labial). Estuvimos mucho rato abrazadas. Me gustaba la idea de colocar mi cara en tu cuello, sentía tu esencia. A ratos, solo a ratos, me daba risa cuando notábamos que se aproximaban personas y me decías: Viene gente normal. Me reía tanto, a lo mejor exageraba pero aún estaba nerviosa y me derretiste más cuando me dijiste: Te quiero.

Yo también - le respondí.

No quería despegarme, era el día tan perfecto, pero se hacía tarde y nos debíamos marchar. Cuando llegamos al metro, nuestra despedida, notamos que además iríamos por diferentes lados. Quise besarla, pero la gente estorbaba todo. Al despedirnos nos abrazamos, ahí me dijo pausadamente: te amo.

Le respondí un yo también con suspiros entremedio, le besé la mejilla y nos quedamos de ver nuevamente. Le pasé la bolsita y se marchó. Me fui de vuelta con el corazón vívido, con un respiro diferente, todo por haberte conocido.

- F: Si se fijan por acá, esta el metro Toesca, mi departamento queda a diez minutos.

- D: Sí, yo vine una vez con Tomás por acá, y tú Cony…ubicas aquí?....Cony….

Recorrí nuestro primer día, mientras caminaba después de clases al departamento de un compañero…



Bebé te ama, siempre.

jueves, 16 de junio de 2011

Luna llena

Después de varios días, apareció.
Hemos coincidido.
A veces es tan inesperada, pero siempre estoy atenta, y es que me duele tanto tanto, más con este frío de mierda que me tiene hasta el pelo congelado. Y me acuerdo: ese chaleco que pasó por mi cuerpo, está en sus manos, no es una estufa, pero lo usa, le gusta, y se lo di. Debe tener mucho más frío que yo, amor. Sentí ese viento tan helado cuando salí cerca de las nueve de la noche, a comprar lo que necesitaba según indicaba mi pronóstico vital, miré el cielo como de costumbre. Siempre lo hago de noche, imagino tantas conexiones con las pocas estrellas que se muestran. Sé que siempre veo y veré las mismas estando bajo el smog, pero imagino algo distinto cada vez que apunto una con mi dedo.
Miré la luna, estaba hermosa y llena. Me hipnotiza la luna tan redonda y brillante, completa. Volví a un momento como varios que llevo dentro que no se van y no se irán nunca. Y es cosa diaria, que lo que mire coincida en el paso que transforme todo en un momento junto a ella.

Fuimos por su corta viento y por mi chaleco ( el suyo ahora). Nos veíamos tan lindas, ambas con zapatillas de hombre, ambas con pantalones cortos, ambas con olor a agua cordillera. No sé qué hora era, pero estaba oscuro, que hasta andaba con linterna en la mano. Nos pusimos en un costado de la casa de campo, y miramos al cielo, le mostré la infinidad de estrellas que podíamos atrapar con nuestros ojos.
De la mano, avanzábamos pasos y sentimos que alguien adaba cerca del gallinero, era mi tía, la alumbré con la linterna , me sonrío y siguió su camino. El resto era el paisaje nocturno, el silencio y la luminosidad del cielo.
Estuvimos no mucho rato ahí, pero el amor brilló de una forma tan romántica como otras veces, pero los distinto era el estar lejos de todo, el estar tú y yo entre un paisaje negro, con el sonido de los árboles, los grillos, el olor silvestre. Y la canción de nuestros besos.

Fue tan hermoso, desde que fue ese momento, siempre que miro el cielo lo recuerdo. Lo recuerdo tanto que el frío que sentí al momento de ir a comprar, se lo llevó la luna en mis ojos.



Y la mosca extraña que no dejaba de pronunciarse en el camino de vuelta.








C(chita).

Poemas - poetas

Poema y poesía:

“El poeta se alimenta de estilos. Sin ellos no habría poemas. Los estilos nacen, crecen y mueren. Los poemas permanecen y cada uno de ellos constituye una unidad autosuficiente, un ejemplar aislado, que no se repetirá jamás.” (1)

El poder de escribir, la magia de crear una forma tan maravillosa de expresarnos, es la unión impresionante de conectores que nos llevan a establecer esas palabras silvestres, para luego agregarles una pizca autónoma, que da el privilegio de ser amos y señores de nuestra creación.

Lo consideramos una personalidad más, una capacidad nueva e incorporada en nuestro interior, que desarrolla una melodía irrepetible, así como cuando hacemos el amor: cada orgasmo es una nota inigualable, que proviene del mismo roce de los cuerpos, alterando esa solidez en un ciclo vital, ese vaivén del sonido, como lo es al escribir la obra con la misma pluma pero con diferente tinta.

“El lenguaje hablado está más cerca de la poesía que de la prosa; es menos reflexivo y más natural y de ahí que sea más fácil ser poeta sin saberlo que prosista.” (2)

Ser fiel a la prosa consiste en el pan con mantequilla que comemos cada mañana, sin saborear más allá de su sabor. No hay capacidad de indagar en que tal vez este pan contiene algo distinto, algo más delicioso que nos haga degustarlo con más detención. Existe una rutina sólida que nos encierra en determinar solo lo que masticamos, solo que se nos dice, solo lo que leemos. Es un mundo netamente literal.

Toda palabra posee una raíz que la caracteriza, donde su cuerpo es más que una imagen floral. La simplicidad que dibuja el hablante al momento de escribir, transforma cada miembro del abecedario en un cuadro surrealista, donde cada color se expone como los primeros frutos salidos en primavera. Lo poético deslumbra una fugacidad constante en el hablante, dejando sin espacio los espacios concretos que transmiten sus palabras, y jamás deja en un abismo la solidez con que la palabra misma está formada, pues, así tenemos la oportunidad de desnudar por completo a la flor y encontrarnos al fin con su semilla.


La inspiración:

“La ocurrencia poética no brota de la nada, ni la saca el poeta de sí mismo: es el fruto del encuentro entre esa naturaleza animada, dueña de existencia propia, y el alma del poeta.” (1)

Hay una fuerza constante en el poeta. Ésta se puede representar desde un punto hasta la más grande colina. Dicha fuerza, guarda un eco que rodea al poeta sin estar conciente de su presencia, y generalmente no la usa nunca, excepto a la hora de crear una obra. También hay circunstancias donde el creador está totalmente conciente de esta fuerza y hace presión para que el eco le dé un empujón para que lluevan las maravillas. Sin embargo, el hablante debe instalarse en una posición neutral, que llegue a sentirse como la caída de una pluma, como el sonido del arpa, como el cantar de los vientos, para así causar ese efecto sencillo que produce el ser natural. No existe un pie forzado en esta fuerza, de lo contrario, pierde el poder de encandilar a las palabras. La idea es mantener una conexión entre los sentidos del poeta y los sentidos de la naturaleza. He ahí el acto del eco.

“El poeta no escucha una voz extraña, su voz y su palabra son las extrañas: son las palabras y las voces del mundo, a las que él da nuevo sentido” (2)

La inspiración cuando se apodera del poeta, atrae todos los sentidos y no sentidos de éste. Lo absorbe, lo envuelve, llevándolo a un espacio, un espacio que lo deja sin aliento, donde cada paso que ejerce en su obra se transforma en lo conocido, en lo soñado y extraño que se instala en él.

Su obra parte desde el primer escalón donde los recursos utilizados son las palabras mismas, que al momento de llegar la inspiración, hacen que se sienta extraño en dicho peldaño e inconcientemente avanza hasta el último. Al estar en un puesto elevado, logra percibir la propagación que se ha ejercido en sus palabras, no logra precisar con exactitud qué es lo que lo ha movido, pero generó en sus versos el sentido vital del poema: imagen poética. El poeta denomina este avance como los pasos que lo llevan a otra dimensión. Todo inicio ejercido en su poema resulta ser desconocido.


Del ensayo "El arco y la lira" - Octavio Paz

Análisis - Constanza B. V.

martes, 14 de junio de 2011

II

Días que se marcan más que otros, porque yo de alguna los busco, los toco y los llevo al cielo, sin dejar manchas ni señales.
No se puede hacer más que dejar de pensar sin recordar, el sacar todo de adentro y dejar el pecho moldeado. Si fuera cuestión de realmente quererlo, tampoco se lograría, lo sé, lo sé. Simplemente se sucede.

Respiro, colecciono tanto aire diverso por las calles que me hostigo de tanto paisaje que van guardando mis pies y mis ojos. Fue lindo, muy lindo saber que mis recuerdos no son solo memorias, me valgo también de tocarlas, como siempre, como todos los días, en algún minuto del día, y alimentarme de lo que siempre he sido. Pero no todo es así, mi cuerpo está débil, demasiado débil. Nunca me había sentido tan cansada, y aunque espere lo peor para visitar a los especialistas de mierda, mi cuerpo vence todo poder. Soy de algodón.
Se van a cumplir fracciones del tiempo. El tiempo, ya me acostumbré a tenerlo, pero no puedo aferrarlo a mí, no puedo, y es mejor así. Porque me hace pintarlo mejor.
Estoy contenta, puedo respirar.
Pero...aun diré pero, porque ah...porque aún no me doy vuelta cuando me llaman: Const...uff. No me agotaré más de la cuenta

Estoy tan cansada, cuesta controlar el capullo donde me cobijo y que en algún instante debo derribarlo todo. Me gusta la luz, me gustan las flores, las nubes, el viento. Y la zorzal.


Niña de algodón si puede volar.




lunes, 13 de junio de 2011

I

Fabia colocó a mitad del día su planta frente al espejo. Observó desde el masetero hasta la última hoja que colgaba de ella. Mientras se acomodaba, notaba cómo la piel de las ramas se resecaba con el reflejo de su cuerpo. Muy, pero muy de cerca quiso tocar una de las ramas para notar la fragilidad y delicadez que emanaba del cristal. Solo quiso hacerlo, pero le dio vergüenza destruir tan bella imagen.

La horas pasaban y Fabia siempre estuvo quieta, sin mover más que sus pupilas y deleitarse con el cuerpo que yacía la frialdad de un otoño que se aproximaba.
De un momento a otro, las hojas comenzaron a partirse en fracciones imposibles de precisar, la planta se agrandaba en dimensiones que superaban el tamaño del espejo, imponiendo a cada instante una tormenta que dejaría humedecida por completa, la frente de Fabia.

La luz se escondía y la planta de a poco iba envejeciendo, formando la música en los gemidos de la muchacha, contando así al nuevas raíces que salieron de su cadera.
Fabia se paró, se vistió y volvió a enterrarse junto a la siembra de sus padres.

Cada vez que adeondaba la fuica, se aproximaba contra ella la noesía real de su ejerponsio a las afueras de su piel.
Sus ojos, aquellos ojos andrisios de espera, colocaban en su manto las soses con que había ñoacido las mejillas ranpeúntes de la única vez que movió su dárgico con el pecho apasionado.


A fuera de los desiertos

dan un paseo el árbol y mi sombra

contando desde un final

que no se entiende, que no se entiende

porque no se quiere admitir

que sin ramas y sin rastro

soy componente de la soledad.


Me hallo aquí,

sentada, y todos susurran

que soy una muchacha loca,

muy loca, pero demasiado loca.


Distingo desde un entonces, que simplemente no soy un pájaro más que un ave

sin todas sus letras.


domingo, 12 de junio de 2011

Caleidoscopio

Y muchos escogieron seguir la línea,
pero de alguna forma pudo combinar todo:
Dio vuelta el mundo y logró al fin caminar por el cielo
y observar desde un punto la tierra.

"No estaba muerto, andaba de parranda."









miércoles, 8 de junio de 2011

Pausa

Desde un árbol la vista es mucho más amplia, saqué de mí un poco de ese susto. La visión es estupenda.

Hay cosas que no se pueden volver a mirar, por más que resaltaban en dejarme ciega, miré eso tan nuevo que de seguro, he de no saber todavía poner en práctica, pero yo miraba, miraba con esa intensidad que te esteriliza el cuerpo, con esa intensidad cuando cierras los ojos al besar, con una intensidad tan grande, así como querer abrir tus alas y lucir el color de ellas.

Nuevamente abrí el tesoro, doloroso con olor mi/el tesoro. Ya no puedo dormir pensando por completo, duermo pensando a mitad de camino pero sintiendo al tacto, al olfato y al oído esos buenos recuerdos.

Es extraño, muy extraño sentarme y dedicar a tomar materias antiguas y llenarme de ellas detalle por detalle, colocar en mí el nombre tan deseado y llamado solo por una voz. Ninguna voz logró decirme, usted sabe que solo usted lo hizo.
Sentí un espacio repleto de risas infantiles invadiendo mi pieza, como queriendo formar un símbolo a través de las carcajadas. Mientras sentía, fui directo al pozo, pude tocar y deslumbrarme con ese contenido, ese contenido propiamente de mí, ese contenido que se fue diluyendo en las nubes, en lo gris del paisaje.

Fue agradable sentirme parte de todo esto nuevamente, pero no saqué nada para reutilizarlo. Solo dejé que me llevara la emoción para transformar cada parte en una humilde dirección que me espera, que me sigue esperando, que me conduce al nido primario, y camino afirmada de las ramas, porque no pretendo creerme de la ansiedad y tropezarme de nuevo, podría quedarme sin alas para siempre.


Las niñas pequeñas tenemos desde un principio el gran tesoro, el mío no está escondido. Me toca a diario en las micros, en los centros comerciales, en las calles, en los paraderos, en los parques, en la comida, en mi casa, en mi comedor, en mi living, en mi pieza, en mi cama, en mi sábana, en mí.
Volviendo a ser una.


Es periodo de vacas y paisajes, voy. Es muy lejos, pero las aves precoces desde que se van jamás olvidan cómo llegar a casa.




Y aquello es tan extraño para mí, porque creí que estaba perdida.

lunes, 6 de junio de 2011

Yo uno, resto cero.

Esto es muy extra:


Hay hombres y hombres, unos más idiotas y calientes que otros, pero actores de caballeros, cariñosos, piroperos, hay por masividad.
Me abriste el camino del ego, querido insecto. Me enseñaste a levantar mi pecho y decir: conmigo no, conmigo no.

Y lo otro, nunca, nunca intenses seducir a una mujer, cuando su mente y corazón están en una persona de verdad. Porque como te diste cuenta, hueón, tú creyendo ganar por puntos, este pechito te ganó por Knock-out.

Gracias por la bebida en parque Bustamante.


Y me di cuenta por sobretodo, lo que incomoda la sobre exageración de atención, es ostigante. Algo nuevo aprendido pequeña muchacha pájara samsa (:

Sí, soy una mujer que se pasa rollos y piensa más de la cuenta y que a veces el problema es pensar de otra manera, pero puta que soy viva en captar las intenciones de los demás.
Doy gracias no sé, a Alá, a Nemesis, a la Pachamama, Mamaoclo, Quetzacoatl, a Mufasa, Chuck Norris, Homero, Safo, Júpiter, Afrodita, Freud, Quijote de la Mancha, Dulcinea del Toboso, Edipo , Electra, Penélope, Eródoto, Sócrates, Juan Pablo Castel, Augusto Pérez. A Esteban Trueba, Niño enloquecido de amor, Picasso, Joan Miró, Kandinski, Séraphine Lois. Y a todo ser grande para mí.
Por tener el sicoseo, sí doy gracias, ahora doy gracias que estoy aprendiendo a usarlo.



Una intenta conocer personas interesantes, pero de verdad cuesta. Tu filosofía como estudiante me vale callampa.

Pudimos haber sido grandes amigos, pero la cagaste, juntaste en ti mis males en uno, corazón.


jueves, 2 de junio de 2011

Shhh

He aquí el silencio.


De qué me sirve escribir lo que pretendo si siempre cambian en una letra mis opiniones, de qué me sirve pensar de una manera si pienso peor que antes.
De qué sirve que me siga lamentando si retrocedí demasiados peldaños.

Lo que siempre fue seguro ahora es una cuerda floja, el hilo firme se cortó, lo corté, me lo cortó, jamás lo afirmé, jamás lo cambié.


El tiempo me cocerá completa, y estas serán las últimas palabras que usaré como recado concreto.



Está decidido, lo haré. Que me esperen los árboles.



Te juro que fue la última vez que me viste así.

lunes, 30 de mayo de 2011

Solo días

Dejé que mi ave volara

Ha pasado mucho tiempo. Siempre he sabido qué hacer, siempre hay una manera.

Ella solía hacerme sentir bien, la superior, tenía todo para serlo, pero le faltaba lo interesante. De varias personas oía palabras sobre ti, no buenas, diciéndome esto y lo otro ¿y a mí qué me importaban las opiniones? a mí lo único que me llevaba era el sentimiento, (lo que tú no tienes, lo tiene ella, y precisamente lo que te falta, es lo más hermoso de ella).

He llevado una escala de valoraciones, qué difícil es el causar, el mover algo para transformarlo en emoción y luego en sentimiento. Fuiste la única que causó en mí, no hubo más, ninguna persona más por muy "lindo(a) que fuese. Lo lindo para mí tiene que ver con el todo, de adentro hacia fuera y no de afuera hacia dentro. Viste.

No soy con todos, yo soy solamente contigo, porque tú me dejaste ser, porque tú dejaste que fuera tal cual, una insoportable, una desagradable sencilla y detallista. Me caes bien. Nuestra compatibilidad fue más allá del ser distintas, era una relación mutua, cosas influyentes que resaltan el desacuerdo, el mismo que nos hizo inseparables, cada una era lo que quería tener de la otra, es ahí el querer. La preocupación y la atención fue tu virtud, por otro lado está el cariño y y la confianza, de parte mía contabas con la verdad y la sinceridad. Eramos las mejores, lo sé, no podíamos compararnos con otras relaciones: infieles, proclamas, poco cariñosas, faltas de comunicación, despreocupadas, interesadas, etc., y no de momentos, sino de una constante en el tiempo. Siempre fuimos tú y yo, quizá ese fue el gran problema.
Nos equivocamos en el privar de las cosas, faltó libertad, esa misma que te quiero dar ahora. No incorporamos la confianza mutua, el miedo te ganó, te venció y con el tiempo a mí también. A veces es bueno terminar las cosas para que un futuro puedan resultar mejores.

Las personas siempre pueden ser mejores, sobre todo cuando conocen sus errores, me creíste perfecta en un momento, cuando era sin que tú vieras, una desgraciada acomplejada por problemas físicos que se volcaban en mi actitud. Trataré de dejar de enseñarte, lo que viví, tú lo vivirás desde hoy, sin que yo esté ahí, es preciso dejarte sola para que conozcas el miedo real y lo puedas vencer adaptándote a otro ambiente que no sea mi hogar. Desde este momento, a diez metros te lanzaré por el cielo mi amor, porque al igual que las aves precoces debes aprender a volar de tus alas, y no de las mías.

Estás en libertad mi pajarita y debes saber que de cualquier manera, siempre fuiste y serás la mejor.

Te amo.

(Vale'ka)

sábado, 28 de mayo de 2011

Día 5

A lo mejor no era el momento ni el modo de haberte contado esa estupidez, pero ya no soporto más el dolor. Dijiste que daba lo mismo y que ibas a salir. Cortaste.
La verdad, no sé que querías que pensara de aquello que me dijiste, pero solo sé que me sentí muy mal.
Esto de los espacios, de conocer nuevas cosas, saber nuevas cosas, me agrada más de lo que tú crees. Pero esto por qué no se puede lograr estando juntas? La verdad, yo tampoco quiero estar contigo de esta manera así ahora, pero quiero que sepas que te amo más que nunca, que me cuesta respirar sin ti. No eres nada más que esa mujer que me gusta por dentro y por fuera, que es pesá y mañosa, que es detallista y pasa con hambre.
El tiempo siento que tanto como ayudarme me desfavorece, porque siento que me engaña pensando que tú ya no me quieres, que ya no te importo y sentirme más sola de la cuenta.

El hecho de haber tocado otros labios, me hizo sentir quebrada, no porque haya sentido sentido algo, porque aquí sabemos que la hueá esa para mí es asquerosa, y fue peor porque ni siquiera tuve la oportunidad de decir STOP. Solo fue y adiós.
Fue con alguien que ni sé de su vida, que ni conozco, solo supe que se llamaba igual que yo. Yo estaba dispuesta a hacerlo, pero no de esta forma, y solo sirvió lamentablemente, y creo que en varias cosas tienes razón; valorar más lo que se tiene y saber más cosas. Por eso cuando te llamé muchas veces, así desesperada y no contestaste era porque estaba llorando y quería pedirte disculpas por no haber cuidado lo de nosotras, y es verdad, demasiado verdad que uno valora lo que tiene cuando lo pierde. Es bastante cruel y humillante enterarse de eso por un medio que a mí me dan ganas de cortarme los labios.


Esta semana no ha sido de muerte Vale, porque he aprendido demasiadas cosas, pero la hueá de ayer fue la crueldad para mí, como dije, rescato una sola cosa.
Tú siempre para mí serás mi amor, esa mujer que me enamoró un 30 de enero del 2009- Serás esa mujer que amo, siempre. No la mujercita perfecta, pero me robaste el corazón, y lo tienes. No pienso en nadie más.
Y voy a seguir luchando, que el tiempo muera de a poco, porque yo quiero estar contigo. Pero quiero saber qué crees tú.
No quiero hacer el intento sola. Acompáñame.


Five


jueves, 26 de mayo de 2011

Día 4

Hoy no sucedí como todos los días: la mujer.

Escribí dentro de la cama, dentro de la cama logré terminar sin que mi lápiz se rompiera.
Pero al principio de las estrofas, salías tú a flote.

Como todos los días es igual...tengo miedo, ya te dije.... ¿qué mas puedo hacer? quiero tenerte, te extraño, pero no quiero verte, no quiero que me veas, no estoy lista. Pero cuando lo esté... ¿el tiempo seguirá acompañándome?

Realmente me siento y me paro sola, es tan paupérrimo respirar así, cuesta, pero de algo tiene que servir.
No puedo dejar de temer, siento que no me quiere. Así es la hueá, siento que no me quiere, que no me extraña, que no me piensa...( y si lo hace lo evita, como yo pero de una forma indescifrable, es auténtica, magnífica) y yo para no pensar en esto simplemente temo y me meto a la cama mientras camino por nuevas aventuras.

Quiero que sea día 6 para levantarme bien temprano e ir por esas agujas de mierda, pero luego!!!...


Día poético sin poemas.


Una semana ya.


Four

miércoles, 25 de mayo de 2011

Día tres

Me siento extraña cuando otra/s persona/s me dice cosas lindas. Aunque no crea siempre lo que me digan, fue extraño pero me gustó, debo reconocerlo, y mejor aún que te lo diga/n con dichos poéticos, como tratando de aferrarme, y me dio risa porque no me lo imaginé mejor que eso.

Aun así, no te quita de mi cabeza, pero no porque eres la mujer del mundo ( mi supuesto mundo).
Mi error fue haber creado " estamos juntas y revueltas", y es lamentable saber que la mayoría y sobretodo una misma está encerrada en la masa que espera que pase algo, onda ya a perder ese algo para valorarlo... Es terrible, pero es más que valorarlo, porque yo siempre valoré y di gracias a mi corazón y al tuyo por estar juntas, solo que no supe cómo estaba cuidando y tratando ese amor.
Y estoy como estoy ahora; el hecho de imaginar sucesos que quizá pueda hacer, me dan asco. A lo mejor si lo hago me hará saber más cosas, pero no estoy apurada en darme oportunidades de combinar saliva, de verdad me da asco tanto así que siento que en el momento haré arcada..pero en fin, capaz que estando en un momento tan cercano lo vea distinto, lo haga, llore, y aprenda sobre la verdadera lucha de la valentía del amor. Amor real.

Hoy no dejé de pensarte, no de obsesiva, simplemente te recuerdo y tengo tristeza porque siento una culpa horrible cuando abro mi mente y nos veo en el campo, en esa cama pequeña conversando entre mis lágrimas diciéndote que fue horrible aquellos meses, que debemos cuidar cuidar esto, dijimos tanto... Y aquí estoy. Luchando: me gusta esto a la vez porque es difícil, me suena interesante, excitante...

En fin...

Apóyame, pero no es necesario que pongas silencio esta vez.


Three

martes, 24 de mayo de 2011

Día dos

Constanza esta enferma, siempre lo supo. Hoy se enteró de su nombre y apellido.


Tiene miedo, no por lo que está luchando y debe luchar, sino porque teme perderte.

Sabe más que nadie que ese miedo no debe existir, pero tiene razones para estarlo, además es normal en alguien que está en proceso de identidad.


Empezó esto hace poco, esto no le va a ganar.


Pd: Basta, fui a encontrarme

lunes, 23 de mayo de 2011

Día uno

Ya puedo decir que empecé. Este día me hizo marcarlo como el número uno. Nunca escribo sobre el inicio del día en que estoy con la esperanza que servirá, pero aprendí que de hoy sí tengo motivos, motivos muy de adentro.

Anterior a este querido día, supuse que ya nada tendría vueltas, pero siempre hay que partir por algo, o que llegue algo mísero a tus pies sin necesidad de buscarlo: mi soledad llegó, una soledad que sentí por unas horas ( eternidad), horas de mi tiempo que dediqué en generarme de a poco un espacio, un dato anexo que me hizo lograr el sentirme completamente sola. Y me dio gusto, porque le gané al pensar: comencé a poner mi cuerpo sobre la mesa y mostrarme, he de aquí decirme por mi nombre, por lo que soy, y no por esa falsa sombra que me venía siguiendo.


Iban a ser las cuatro de la tarde, aun con la resaca de haberme equivocado otra vez contigo, aun con la ganas de no hablarte por unos días, aun con el lápiz estudiando por inercia, aun pensando en ti, en ti mi amor. Y pensando en que se me hacía tarde para mi pequeña actividad.

Recibí el mensaje de mi amiga diciéndome que llegaría más tarde, solo un poco más tarde de nuestra hora, en fin, arreglé mis cosas y me dirigí a Baquedano.
Eran las cuatro con veinte, el telepizza estaba rodeado de los otros y yo, cada uno de nosotros esperando a la persona que nos recogería para iniciar el camino a nuestros espacios. Me coloqué en una parte de la rejilla peatonal a esperar, esperar su llegada. En ese entonces, a mi lado se encontraba una joven blanca, de labios rojos y carnosos, vestida de minifalda y calzas negras, uñas negras, pelo rojizo y rizado, mirando al cielo cada vez que podía para cubrir su impaciencia.
En el extremo de la rejilla había una muchacha lesbiana, se notaba lo que era por su parada, dónde ajustaba sus cinturones ( cadera, que se notara el boxer), las zapatillas con caña y cordones llamativos, el peinado, sus manos, y la mirada de macho dominante esperando con exasperación la llegada de su hembrita.
A las afueras del local, se encontraban un grupo de personas trabajadoras con sus celulares de última generación pegados como imán a la oreja, que al igual que las mujeres que describía y yo, esperábamos, solo esperábamos. Ya iban a ser las cinco de la tarde.

Pasada dicha hora, me llega un mensaje al celular indicando un retraso más de su parte. Me generó molestia, así que fui al centro de llamadas que estaba a unos metros y llamé.
Cinco y media fue la hora que salió de su voz, acepté y decidí seguir esperando.

Al salir del centro de llamadas, fui a un kiosko ubicado en Alameda y me compré cigarrillos baratos: un cigarrito siquiera por la espera, digo yo.
Volví a mi lugar en la rejilla, la joven de pelos rizados y rojos se había marchado, quedábamos la macho y yo, las otras personas también se habían ido.

La hora avanzaba, iban a ser ya las cinco y media y no llegaba nunca, empezó a bajar el sol y a correr con más ímpetu la frialdad del viento. Saqué mi chaqueta de la mochila y me la coloqué, aproveché de cepillarme el pelo asqueroso y pegoteado que andaba trayendo, me lo desordené, saqué mi espejo y vi ese rostro que trabaja para ser el mismo, me veía linda, debo reconocerlo, excepto por las espinillas que nunca se me van. Pasaron cinco minutos después de haber terminado mi acción y la machito se fue, pero se fue sola, se aburrió parece. No sé, pero yo ya estaba enojándome, iban a ser las seis y me llegó justo un mensaje de mi amiga.

Viene en camino ¿ Recién? ¿ Qué mierda se cree? No es ni alguien tan importante ¿ y debo esperar? ¿ Por qué no me voy? ¿ Por qué sigo aquí? Estoy cagá de frío, quiero un café.

A estas preguntas resolví una gran hipótesis ¿ Con qué derecho estoy alegando, si a lo mejor estoy pagando de una forma bien sólida la espera? ¿ Será que esta espera es el símbolo de la espera real que estoy viviendo y debo seguir como tal? Recuerdos en mi cabeza comenzaron a bailar con el viento que cubría mi cuerpo, aun así me enojé por tanto rato esperando.

Me llamó varias veces, diciéndome que ya llega, que ya viene, que ya está aquí, blah blah. El aguante entre el frío y su puta llegada me hizo pensar más que de costumbre y determiné lo elevado de mis errores.
Llegó la cruda soledad.

Ya eran más de dos horas esperando, todo este tiempo aguantando una llegada de cualquier persona, sintiendo que fueron esos tres meses que te perdí y estos nuevos días que viviré hasta saber volar y por qué debo volar. Miré el cielo y no volaste, miré los árboles y no había nido dónde esconderme, miraba la muchedumbre para hacer un milagro y aparecerte, te quería de verdad, te quería en mis brazos pero sin tocarte, no hablarte. La soledad no pudo conmigo, yo pude con ella, cada memoria la guardé en mis manos heladas y me las eché a la boca, contando cada instante del frío en mis venas, como la mejor opción para seguir avanzando en la espera real que debo hacer.

Al final de cuentas mi amiga llegó, bien tarde, demasiado tarde, pero llegó. Inició su retraso con ese gesto de invitación amigable y bueno, tan bueno que me ayudó a montar las calles y a caminar sin quedarme atrás.

A pesar de esta actividad, reitero que sigo en la rejilla esperando.


One




domingo, 22 de mayo de 2011

Como robot y de zorzal

Quedamos como todas las veces: juntarnos. Esta vez, eso sí, era diferente, no más allá de unas palabritas, cruce de miradas y entregarte algo tuyo en metro La Rejas.

Yo la verdad, no quería verte, no porque estuviéramos enojadas o disgustadas, sino porque a mí me causaría la mayor sensibilidad del mundo, el hecho de no estar juntas, me pondría frágil, y es justamente lo que quiero dejar de lado un poco. Aun así te vi, lo tomé como un reto.

Cedí un poco y apoyé que no estemos, pero hay cosas entremedio que no logro concebir pero sí, al final de cuentas llegué a entender, y este es el primer paso para llegar a decir " yo sé porque hago las cosas". Por ahora, tengo una seguridad innata que esto será para mejor, aun así con lo que sucedió hoy:

Llegué antes de la hora, estaba tranquila y sentada en una parte del andén de encuentro escuchando música; letras donde no me hacían sentir nerviosa con tu llegada, solo esperaba.
Pasó que me bajó a la mente muchos recuerdos de nosotras, y no podía esquivar las veces que me equivoqué contigo, las veces ( casi nada) que te portaste mal conmigo, pero por sobretodo, pensando en ti, en nuestro amor. Mientras mi cabeza giraba dentro de sí misma, tú apareciste, y cuando vi que te me acercabas, pensé en un plan sencillo y frágil: verte más de la cuenta( a eso me dediqué hasta el final)

Desde un principio te pareció extraño que no me fuese por donde mismo nos juntamos, porque a mí me quedaba mas o menos cerca, de alguna u otra forma si me iba contigo ( por lógica) hacia Los Héroes y luego Santa Ana me saldría un poco más tedioso, pero igual me servía para irme de vuelta. La cuestión es que me preguntabas en sus momentos a dónde iba y por qué no iba por aquél lado, como tratando de descifrar mi intención, creo que jamás la supiste hasta ahora. A tus preguntas, te respondía lo que pudiese tapar el estar más minutos contigo antes de decirnos el adiós, hasta pronto.

Mientras íbamos en el metro, conversamos de cosas con gracia, reconozco que el efecto de estar sin nervios se me rompió cuando nos quedamos mirando, con esos ojos, no lo pude evitar. Nuestro encuentro se hizo bastante ameno, con ese gustito a chocolate, que pretendía seguir hasta el final de su recorrido, cosa que esta despedida fuera un paso nuevo.

Pero como todo plan, algo falla, y este plan me falló de una manera desagradable: Paradas tú y yo, esperando el metro que nos llevaría a Santa Ana, seguimos con comentarios un tanto graciosos, y de un instante a otro de mi boca salió algo feo( lo defino un trato pésimo) "Hueona pesá" entremedio de una risa que dejó de existir a penas escuchamos lo que dije, a penas lo dije me sentí mal. Y es cierto, nunca te había tratado así, aunque fuese la frase más dicha por todos, a ti no, nunca. Y tú me lo dijiste, y yo te lo negué diciéndote una tontería como para salvar la situación, pero no, esto provocó algo amargo en nuestro encuentro. Fin del habla.

Llegamos al metro y era obvio que íbamos por diferentes lados, aun así lo remarqué diciéndote, y tú solamente me agradeciste y te fuiste. No podía irme sin hacer algo, me sentí sucia, la mayor falsedad que he alcanzado. Decidí salir por el metro, pero salir a la calle, ir donde tú tomas la micro, necesitaba por último pedirte disculpas, mirarte. Cuando caminé hacia tu paradero, había nadie, me decepcioné y seguí mi camino, hasta que de repente miro el paradero siguiente y estabas sentada ahí, esperando, apuré el paso pero la micro me ganó, tú subiste y yo pasé, como caminar atrás de ti. No sé si me viste, yo solo pasé con el consentimiento de haberte visto, no quería venirme así. A lo mejor si me viste pensaste que te engañé, diciendo que iba a tomar el metro pero me vine caminando a tomar la micro, aun más si te dije que no tomaría micro porque no pasan mucho . Pero no, simplemente me desvié del camino porque quería pedirte disculpas, que esa no fui yo, que esta persona no es la Constanza que te habla.
Me encontré sola en la calle, viendo cómo te ibas. Me fui caminando hasta el metro Los Héroes pensando en que me equivoqué nuevamente, de tal manera que arriesgué lo que pudo haber sido en dos minutos, el mejor encuentro de despedida momentánea, a un plan ambicioso de tenerte cerca mío y terminar como trapo sucio. Si pasó todo lo contrario a lo que era desde un principio, quizá es para que te des cuenta, y demostrarte que esta era la última vez en que verías a esa persona desconocida, y era por supuesto la última vez que este robot te pediría perdón.



Es hora de dejar el nido para comenzar a usar mis alas tiernas, las aves emigramos, pero vuelven después del frío a sus hogares mejores que nunca. Así como fueron desde un comienzo. La zorzal.
Te amo.



lunes, 16 de mayo de 2011

Porque nací para ser tuya

Son las cinco de la mañana:

Cada letra destaca miseria.
No tengo más boca para componer
y no busco más allá de buscarme un nuevo encuentro.

Porque mi encuentro es precario
y tan simple de tenerlo,
porque compongo la risa,
la risa herida y congelada.

Así y todo quiere tragarme
el verso sin aliño.
No soy madre de lo serio.
Que las manchas huyan
que yo no me voy, yo me quedo.

He de quedarme por quedarme
a hacerme la hueona.
No hay caso,
no tengo caso,
esto no tiene caso.
Pero tú sí.

Quiero volver a tus ojos
creyéndome la cara.
Quiero estar junto a un arbusto
y cagar como perro las palabras.
Quiero gritarle al suelo
y vestirme de princesa.

Y esta vez quiero
que te sientas digna
de llamarme por mi nombre.


Porque nací para ser tuya.




( 14/05/2011)