BLA BLA

miércoles, 17 de agosto de 2011

Al desnudo

Dicen que la soledad te nutre los pensamientos y exagera tus dudas, colocando así un nuevo concepto: las hipótesis, el viento que corre, el chicle que masticas, lo que observas, todo lo que alcancen tus ojos.

Sola, allá en la esquina me ven parada esperando un motivo para seguir caminando, no encuentro a nadie más, pero sigo al paso en dirección al día nuevo que es hoy. Así, bien feo, con nubes poco divisibles, con árboles pelados y con una mirada objetiva a la nada.


Tengo dos chalecos, el gris es nuevo en mi cuerpo, tan elasticado que me forma una cinturita, diferente a la que llaman " de huevo", me veo bien, pero lo oculto con una prenda anexa, para luego colocarme encima, el otro, el otro que tiene el molde armónico de tu cuerpo. Dos chalecos en el mismo cuerpo, separados por una tela estética. Se siente todo, sobre todo al abrir las alas; qué nombre tan bonito para no decir axila, porque todo se duplica en un aroma exquisito; mi perfume natural y el tuyo, recuerdan lo orgánico de nuestra fe ante la naturaleza. Somos dos aves con el nido entre las prendas.
Bajo las alas, se juntan nuevamente la pasión y ascenso de los encuentros, las instancias delicadas, y me cantan empezando el día, para que al final de éste, descansen bajo las sábanas emanadas por esa tela morada que nos alerta, pero el cuerpo habla por sí solo. Nos acaricia.

Es diferente estar sola que sentirse sola. Puedo sentirme así porque no estás a mi lado, no como tanto quiero. Pero no estoy sola, viste, porque hasta en la ropa, te pozas, sí, te pozas como un ave en el nido que tanto adoras.

Me gustan los chalecos, me abrigan tanto, no por la lana, sino por la vida, lo que siembra. Tú.



sábado, 6 de agosto de 2011

Basta

Es angustioso ver eso que me hace bajar la cabeza y ver venir a la realidad, la mía. No es lo grave, porque no lo es tanto, es la densidad corporal que me espera cada día en un calvario.

Asquerosidad frente al reflejo.
Cada minuto que pasa lo absorbo pesadamente, cada imagen, palabra, gesto, lo ingreso en mi cabeza, en mi cuerpo, en cada parte que me hace sentir desproporcionada.

A veces pienso que nada de lo que se usa me sirve, y siendo súper consciente de ello, lo palpo de forma ligera, sin dejarme avanzar ni medio centímetro en que se note. Ni para eso permitiría la evidencia.

Pero yo quiero, juro que quiero. No soporto más.

La niña a su corta edad se veía tan bonita pensaron incluso que era bulímica, eso le preguntaron a la muchacha de labios pintados y pelo corto. Pero no, ella pudo, pero algo pasó que está así. Debilidad ante las cosas, no a lo que se tenga o no se tenga que comer, masticar, digerir. Hubo meses donde se preguntó quizá cómo se lograba tanto, ella no notaba evidencia, era un roce efímero de cambios, cambios que no aprovechó y por eso, con miedo y ansiedad, ansiedad de salir de esto, escribe por estar vana en el sofá.


Y sucede que me canso de ser tan tonta, dice la burra sin dignidad, sin seriedad.


Ya, basta. Quiero.

jueves, 4 de agosto de 2011

Alto.


Y por ende, me despido de los versos.

No soy poeta, no soy escritora. No soy más que Constanza.

Silvestre y corriente, pero quizá distinta.



* Página uno.