BLA BLA

jueves, 23 de julio de 2009

Clases de Danza *

La cuarta casa que está a mano izquierda del pasaje Luis Yiter Dupré. Fue declarada como centro folclórico y danza de mi barrio.
Son las típicas organizaciones de la junta de vecinos.

Mi madre se inscribió y va dos días por semana a clases de danza por las mañanas y me comentaba que era muy saludable ya que se relajaba y se sentía en mejores condiciones. Ella muy cordial me ofreció que la acompañase cuando yo tuviera vacaciones, pero mi respuesta fue un no de inmediato, sin pensarlo ni dos segundos. Porque siempre he pensado que esas cosas de "juntas de vecinos" son para los adultos, abuelos, personas que desean ocupar su tiempo en algo útil que sea, quizá en casa no hacen nada productivo. Y yo que soy adolescente tengo mis intereses bien puestos como para ir a detenerme en un lugar lleno de viejos. Es aburrido. Claro que no le di mi explicación tan crudamente, solo le contesté que no lo deseaba y que prefería ir a un gimnasio o algo por el estilo. O simplemente no ir a nada. Me gusta quedarme en casa, leer, escuchar música, abrazar a mi pepona de trapo, etcétera.

Sin embargo cuando salí de vacaciones, me vino la reflexión que no querer hacer lo mismo que hago cuando estoy en el colegio. Quería hacer cosas diferentes, aunque igual tuve actividades: ir al cine, museos, fiestas familiares, salidas con mi novia, en fin. Solo que sentía necesidad de hacer algo más porque mis días eran tan paupérrimos, me llegaba a dar depresión levantarme. Y de la nada me picó el bichito y recordé la propuesta de mi madre (sabía que la negué, pero como dicen las lenguas " mas vale tarde que nunca"), saqué variantes de lo que podría ser tener danza en la mañana y fue a conversar con mi madre.

Según como me demostraba entusiasmo y de como se notaba su buen estado, me dio ánimos y concluí en ir con ella.


Fue un martes cercano a las nueve de la madrugada. Cuando con mis zapatillas fluorescentes y el buzo apretado, salí con mi mamita a las clases de danza. Al llegar a la casa nos abrió una señora, no le sentía más de cuarenta años. Ingresé un tanto tímida pero siempre sonriente. Estaba lleno se señoras, había como un ya más anciana. Me presenté a cada una como la hija pequeña y adorable de la señora Cristina.
Minutos más tarde le pregunté a mi mamá sobre la profesora, ésta aún no llegaba. Y me imaginé que sería una universitaria, o una joven no más de treinta años (generalmente es así). No obstante cuando la puerta sonó y una de las señoras la abrió, entro nada más ni nada menos que otra señora. Solo que ésta era bastante regia, su cara representaba los cuarentaycinco años, pero su cuerpo érase de ver como una barbie. Quedé impresionada pero no al extremo, no me lo esperaba, por lo que determiné que yo sería la única “niña” del grupo.

La hora fue bastante provechosa, la disfruté mucho. Es increíble la capacidad de sociabilidad que tengo. Me desenvolví, me sentí como una del resto. Supieron acoger a una chiquilla. Bailé salsa, pop, árabe, ochentas, entre otros. Terminé cansada, pero me divertí al máximo y las señoras fueron muy agradables, me acogieron de manera que participaba en dar opiniones o incluso en apoyar comentarios chistosos. Desde ese martes que fui con mi mamá las siguientes clases.

La última semana de mis vacaciones fue la más pesada. Organicé todo para ponerme al día con mis deberes escolares, obviamente terminar de ir a las clases de danza, solo que el última sesión de baile fui sola. Mi madre se quedó toda la mañana con mis sobrinas. La verdad fue bastante extraño, siendo que me sentía cómoda con las señoras pero con la presencia de mi madre. Ahora fui sola. Me sentí sola. Pero cuando llegué, todas mostraron alegría más aún que sabían que sería mi última sesión por mi entrada al liceo. Fue una mañana como todas y de hecho más activa. Quedé agotadísima, pero me entretuve con cada una y al despedirme me dio un poco de nostalgia, porque realmente son unas niñas. Niñas como yo.
No existe diferencia entre nosotras, solo la edad. Lo demás ya está.

Raquelita: La madre de todas, que a pesar de tu dolor al estómago te esfuerzas. Te sentí como una abuelita y te lo dije.

Roxana: Ni que fuera una pequeña de seis años. Muy alocada pero seria a la ves. Un
gusto conocerla

Paty: Contigo fue con la que más charlé, eres chévere señora.

Ivonne: Que la pierna te duela arto, porque esa es la idea. Já

Profesora: Amable, servicial y chistosa.

Ahora pienso diferente de las actividades de las juntas de vecinos. Pero no iré jamás a un centro de madres. No señor. Las abuelas no. Já.

4 comentarios:

Lola dijo...

Eso me hace acordar que podría retomar mis clases de tango.... hace tanto que no voy... cuando escucho uno se me mueven solos los pies...

Floripondia dijo...

es linda la danza, hay que saber disfrutarla =)

Ocio Creativo dijo...

la danza siempre me ha sido un gusto de vista, es impresionante el movimiento que se puede lograr con la pasión no?
( pasión musical )

Polux dijo...

oh las edades... yo nací viejo, bueno no mi cuertpo como en la estupida película, más bien mi alma.

yo prefiero tomar el té con mis hermanos y fumar mientras se charla de política en la casa... eso lo hago desde que tengo seis o quizás menos... vaya que la vida es rara.


bloodandwar0303@hotmail.com

estudio ling[uistica y me interesa saber mucho de la gente de otros paises, si no te molesta, agregame a la mensajeria instantanea para charlar un poco.


un saludo.