Giramos en vueltas de cientochenta , las campanas sonaron.
Anotamos sus huesos adoloridos, yo me mantuve despierta.
Las casas que entonaban la discordia y el desroden
en una tarde lluviosa de hojas y a la espera de sonrisas.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La mesa está servida y los gritos se sientan,
las manos se mantienen pegadas a sus pieles.
Yo agitando mi cabeza, agarrando las valijas
de un viaje eterno en un llanto invisible.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.
Tomemos un boleto, subir por de veredas.
El sujeto que al manubrio controla existencia
todo se detuvo, se hizo más que añicos
Y la masa saliendo del coche, yo buscándote.
1 comentario:
Vaya... me dejaste con un amargo sabor en la boca! Increíble.
Saludos.
Publicar un comentario