BLA BLA

martes, 3 de febrero de 2009

Extraña del Columpio *












Un Sábado por la tarde, donde la brisa formaba tirabuzones con las nubes, donde cada pareja podría sentarse en las bancas de una plaza, salir a caminar un rato, relajarse, hacer escenas fantásticas de enamoramiento, jurarse tanto amor y quizás cuantas cosas más, estás son las tardes perfectas donde puedes dedicarte especialmente a tu corazón. Para algunos puede sonar cursi, pero todos llegamos al punto de ser así, y es tan inconscientemente, que uno no lo medita, no lo buscas y tampoco lo encuentras, solo lo haces ¿Por qué? , ¿Tan poderosa es la magia absoluta del ser amor?, podemos decir, actuar, cantar, formas, lo que sea con tal de darle un gusto al otro ser amado; que se siente seguro se estar contigo, de no soltarte jamás en la vida, ese es tu amor, y no hay que permitir que nada ni nadie lo pase a llevar, a lo mejor, todas las cosas que acabo de describir , son las cosas que mas te fluyen en un sábado por la tarde, sentada en una banca, mirando a los pequeños revoloteando, ver como todos disfrutan de algo, pero, no siempre vas un día como cualquiera a estar con tu pareja ( siendo que sería lo más dichoso del mundo), por lo menos no es tan así para Verónica.

Yo siempre voy a conversar con mis amistades a eso de las dieciocho de la tarde, pasar ratos agradables, a un parque donde todos los adolescentes y tantas familias también van a disfrutar, este parque era muy conocido y bastante visitado. Las veces que he ido sola, llevo mis textos, escribo, medito, prendo mi cigarrillo “”pall mall””, para la sed me delito con mi fiel “” cachantún más””, y me siento en las áreas verdes, respirando lo mejor que pueda, de esa forma voto malas vibras, me recuesto miro el cielo, que en parte está contaminado, suelo quedarme dormida, pero con los oídos muy atentos, creo que esa es una buena virtud, duermo pero escucho todo, los autos, motocicletas, aviones, pájaros, gente, tanto así que eso me llevó a una gran curiosidad y terminé ligándome a algo y quizás alguien que terminó con mis actuales virtudes, pero me formó otras.

En un momento determinado, quise caminar por el sendero de tierra de hoja que había en el parque, agarré un palito fino y comencé con mi ociosidad. Tanto estuve así caminado y marcando mi territorio (por así decirlo), que me aburrí, y no encontré mejor solución que dirigirme a los jueguitos; sé que soy grandecita para irme a los jueguitos, tengo 22 años, ¿Qué otra cosa podría hacer? , estaba sola, no me dio vergüenza, al contrario, era tanto mi aburrimiento, (como que me desanimaba hacer la misma rutina cada vez que venía para acá, por lo menos estando sola), seguí mi paso y llegué a los jueguitos. Cuando subí las escaleras que me llevaban donde estaba el resfalín, me percaté que no había nadie, salvo una señora alimentado a las palomas, pero se veía bien distante de mi. Me pareció un poco extraño, siempre había gente, en todo caso, creo que me sentía más segura, no me sentiría una muchacha observada por estar aquí en los jueguitos, no tomé mucha importancia, así que me fui directo al resfalín. Mientras subía los peldaños de fierro oxidado, mire a mi entorno, y me di cuenta que más allá del resfalín, estaba la rueda, sube y baja y los columpios, pero mi subida detuve, ya que en los columpios, había una mujer sentada en uno de ellos, pero era totalmente inmóvil, su apariencia daba para pensar un poco, de su vestimenta no me quejaba, era muy bonita, de hecho me pude llegar a imaginar que ella misma se la hacía, pero lo demás me hacía verla de forma penosa. Sus manos se mantenían en los sostenedores del columpio, su cabeza estaba inclinada hacía abajo, su pelo rojizo le tapaba el rostro, por lo tanto, más allá de eso no pude ver. Así que seguí mi propósito de tirarme en el resfalín, siendo que mis ojos se desviaban donde esa extraña mujer estaba situada. Cuando me tiré del refalín, vi que la señora que le daba de comer a las palomas, aseguró su paso por donde estábamos la extraña y yo, me paré sigilosamente y me fui directo al sube y baja, pero al pasar, oí decir a la señora “” Hasta luego Verónica, cuando pueda vengo a verte””, al oír eso, desvié mi trayecto al resfalín y me dirigen hacia a la señora. ___ Disculpe señora ¿Quién es Verónica? ____ Ay, niña por dios, Verónica es la muchacha que está ahí en el columpio, pobre de ella hija mía.___ ¿Pero, por qué está aquí, y tan sola? ___Es complicado, no lo sé muy bien, ha estado años así, o sea, viene cada tarde y sólo los días viernes, hay veces que me quedo hasta tarde, porque no solo alimento a las palomitas, una vez me fui cerca de las una de la madrugada y aún permanecía ahí, yo le he hablado, y con suerte su nombre me dijo, creo que algo le sucedió para estar así y sin moverse. Quedé preocupada con todo eso que me dijo la señora, fue una clara y lógica explicación. ___ Gracias señora. Ésta se marchó y yo me fui al sube y baja, pero ahora tenía la intención y necesidad de querer saber más de Verónica.

Esperé hasta el otro viernes (siendo que voy cada tres veces por semana), quería tratar de entablar una conversación con ella para tratar de comprenderla y ayudarla, ¿Por qué tanto interés por esta mujer?, era algo raro, pero quería hacer algo. El viernes llegó y me fui corriendo a los juegos, justo había harta gente esa vez, no me importó, corrí como una pequeña niña en busca de un juego. Cuando subí las escaleras y caminé por los juegos, ella no estaba. Quise sentarme donde la señora que alimentaba a las palomas y esperar a que llegara. Eran cerca de las ocho de la tarde, y ahí la vi acercándose a los columpios, no pensé más y corrí hacia Verónica. Cuando ella puso su mano en los sostenedores del columpio para luego sentarse, me paré al frente de ella, le tomé la mano, y en eso se quedó inmóvil con su cabeza inclinada hacia abajo pero hacia donde estaba mi mirada. No dije nada, solo me movía y trataba de que ella me acompañara, le tomé la otra mano y la puse en mi cara, ella saltó, creo que se asustó, pero si lo hice fue para que me diera su confianza, en eso, traté de levantarle la cara, pero cuando lo intentaba se alejaba de mí, yo seguí tratando de comunicarme con ella, cuando más trataba de verle la cara, se ponía un poco nerviosa , pero a la octava vez que “” la forcé a mirarme”” , me dijo “” abrázame””, su palabra fue tan dulce y triste a la vez, ojalá me dijera más que eso, pero obviamente la abracé y cerré mis ojos, estuvimos un buen rato, y cada vez se oscurecía más, el tiempo pasaba, y yo necesitaba verle el rostro. Le empecé a acariciar la espalda, le besé sus manos y ella empezó a tocarme la cara, hasta que le dije “” quiero mirarte a los ojos, aunque sea una vez “”, me dijo sí con sus caricias en mi cuerpo, yo le levanté su pelo rojizo, y me miró. Sus ojos, eran los ojos mas preciosos que pude haber visto en la vida, si cara era tan blanca, y la miraba sin pestañar, sentí que ambas nos transmitíamos una felicidad tan grande, de a poco noté que su tristeza y seriedad se desasía, cada vez notaba que su boca formaba una sonrisa , y era gracias a mí, porque me acerqué, pude entender el porqué estaba así, no faltaba explicar lo que le pasaba, me lo guardé y sentí que quería estar con ella, siendo que era la primera vez que la veía. Verónica me hablaba, yo audazmente le comprendía todo, era como si la conociera desde siempre, le pregunté si quería caminar conmigo, un rato, no quiso, solo quería que estuviéramos las dos, ahí, si, al ladito del columpio, junto a los árboles del parque y la brisa de noche fresca. Para agilizar nuestro momento tan único, me senté en el columpio donde ella solía colocarse, le pedí que se sentara al que estaba al lado, pero en eso, agarró mi espalda y se sentó sobre mí, y esta vez acerco su cara u quedamos mirándonos tan cerca, “” eras los que me hacía falta, simplemente te amo””, nació de landa la oración que acabo de escribir, pero eso sentíamos ambas, nunca más la dejaría sola, independiente del día o el momento en que la ví, en que ella me habló, solo sentía que era el amor de mi vida, y que yo pude ser su heroína al fin de cuentas, la saqué de su enorme tristeza, y al besarle la mejilla con mi beso tierno y delicado, Verónica con sus manos mi rostro tomó, y un beso de ella en mis labios sentí. Nuestros labios , que por un principio jamás se saludaron , jamás se presentaron, pero sabían que algo los unía, mi amor, su amor, todo basado por los besos que nos dimos, no me arrepentiría de haberla conocido, doy gracias, porque gracias a mi mente de niña pequeña que fue hacia los juegos, percibió a esta mujer, si, esta mujer, que por lo más triste del mundo que estuviera me enamoró y no había nadie que me lo impidiera, yo mi sinceridad le entregué al poder su rostro y manos besar, que lo malo que se terminó al lado de un columpio, lo bueno crezca es un salón de jueguitos, donde podamos amarnos por siempre las dos.

1 comentario:

~ Neutra dijo...

o.o*

La muchacha del columpio en realidad se sentía mal, estaba sola y triste, pero llegó la persona que le traería felicidad y le devolvería en cierta forma la vida, pero por sobre todo el amor. Llegaste tú mi amor, llegaste para ablandar mi corazón que tenía puro odio y tristeza, llegaste para darme amor que es lo que necesito ahora. Te necesito a tí, recuerdo día y noche nuestros abrazos, nuestros besos y esas pequeñas palabras que confirman lo que sentimos.

Me vas a enamorar, y te prometo que cuando me enamores voy a ser la mujer más felíz, porque nunca he amado, solo se dice amor por cumplido, exepto contigo que esto es verdadero.

Te amo Constanza n.n* (no te burles de mis rositas 88*)
(LLLLL)