BLA BLA

lunes, 26 de enero de 2009

La Cerca *








En un pasaje sin salida estaba, ya que lejos de mi casa permanecía. Necesitaba las cosas meditar, no estaba tan segura de seguir el sonido silencioso que se oía desde el otro lado de la calle. Todo oscuro se veía, mientras caminaba a lo más cerrado del pasaje, más frío sentía. Llevaba conmigo una enorme mochila, con mi celular, libreta favorita, mi osito de peluche y mi frazadita de la suerte (bueno, eso creía hasta cierto momento). Al seguir dando mis pasos confusos me detuve hasta llegar a una cerca de madera, me dio curiosidad, o sea, yo sabía que el pasaje salida no tenía, pero yo quería ir hacia el otro lado. No sentí ganas de esforzarme ahora, ya era de noche, saqué mi frazadita y mi peluche y solo me calentaba con el viento húmedo que llegaba hacia donde permanecía yo. Las horas pasaban, aún no quería regresar a mi casa, de hecho no tenía intenciones de hacerlo, ya era bastantemente grande como para saber que hacía, no me importaba si era malo o bueno, así que me quedé sentadita en un rincón del pasaje junto a la cerca.
Traté de escribir ciertos pensamientos que volaban, en mi libreta, pero me bloqueaba, el sueño me ganaba traté de no dormir y miraba el cielo negro azulado que botaba unas gotitas que provocaron cierta nostalgia en mí. Mejor cerré mis ojos y traté de dormir bajo las gotas y la oscuridad que me brindaba el enorme cielo negro azulado.

Al estar media dormida, percibí algo incómodo en mi entorno. Abrí mis ojos, pero era obvio que no divisaba ni un poco estaba todo oscuro, pero escuché un perfume, sí un perfume, rozó tibiamente por mi cuerpo e hizo que me levantara de donde yo estaba. Era un perfume tan auténtico, que hasta podría llegar a formarse en una brutal obsesión. Mi nariz y mis oídos podrían fragilizarse tanto con ese rico perfume que lo seguí y lo seguí, di unos pocos pasos y mis pies chocaron con algo, empecé a tocar con mis manos de que se trataba y me percaté que era nada más ni nada menos de la cerca de madera. El olor del otro lado venía, yo seguro de eso estaba, puse mis orejas junto a la cerca y logré escuchar una respiración y al tener mis manos puestas era sentir del otro lado otras manos puestas sobres las mías, en eso, me puse un poco nerviosa, me alejé, alcé mi voz y dije “” ¿Hay alguien ahí?”, no respondió nadie del otro lado, pero yo aseguraba de que había alguien del otro lado de la cerca. Pregunté hartas veces la misma frase y nada, cero respuestas, y me di por vencida, cuando ya estaba por volver a sentarme, y escuché un susurro tan melancólico, que volví a la cerca y sentí como esta persona me miraba, su esencia, su perfume, sus manos, me ponían tan nerviosa que le preguntaba cosas simples, pero ese alguien no me decía nada.
Decidí poner todas mis cosas en la cerca para tratar de comunicarme, me sentía atraída, pero no comprendía porque no me decía nada, dejé pasar más las horas y me dormí otra vez. Cuando ya estaba por amanecer la brisa del viento matutino me dio un mensaje bastante extraño; fue tan extraño que me acerqué a la cerca y escuché una voz delicada que me decía “”Soy Vanesa y ¿tú?”.Sentí tanta emoción que grite con tanto augurio “”Claris , me llamo Claris””, al gritar me di cuenta que empeoraba la situación, la brisa me hizo reflexionar que con el tacto de la cerca podía hablarle tan suavemente como Vanesa lo había hecho conmigo. Me puse “” cómoda”” y le susurre mi nombre y datos sumamente simples, ella por su parte me dijo lo mismo y agregó cosas que le gustaban hacer, se nos llevó todo el día conversando al son de la brisa húmeda que siempre me llevaba lo que ella me decía, se me olvidaba todo con Vanesa, se me olvidaba que tenía que regresar a casa, no puse atención, no quería irme y dejar a Vanesa ahí tan solita y me quedé con ella harto tiempo.

Pasaron semanas, meses, incluso se cumpliría un año de mi relación comunicativa con Vanesa, y mi mundo era ese, estaba en un círculo donde éramos las dos, cada vez que su voz rozaba en mí, era estar en las nubes, mi corazón saltaba, y yo se lo decía, a Vanesa le pasaba lo mismo conmigo, pero era lamentable que todo lo lindo que formamos estaba separado por una tonta cerca de madera. Se me pasó por la cabeza botar esta cerca tonta que no me dejaba sentir todo el placer que me daba Vanesa, quería derribarlo pero….Había un miedo enorme dentro de mi, ¿Qué pasaría si Vanesa al verme se decepcione? ¿Si yo me decepciono de ella? ¿Si dejo de sentir cosas después de haber derribado la cerca?, un motón de preguntas me rodearon, era mejor que yo esperara sabiamente a Vanesa y que ella me diera estuviera de acuerdo conmigo para vernos. Esa misma tarde sentía tantas ganas de poder verla, tantas ganas de sentir su respiración más cerca de la mía, que se me salió un sentimiento que no creí que lo sacaría, fue tan repentino, un TE AMO enorme salió de mi boca, era besarla verbalmente. Al decirle eso no sentí ni un tipo de reacción de parte de ella, pero, al minuto sentí un Te amo de ella tan único y especial, que de cierta forma me dio un pocote tristeza y le dije que lo que sentía era tan real, que no me importaba si una enorme cerca nos separaba, esperaría lo justo y necesario, para cuando llegara ese día, tomarla y no soltarla nunca más.

2 comentarios:

~ Neutra dijo...

o.o*

Es que tú ya me haces sentir bien, tus palabras, tu preocupación por una estúpida como yo, que se equivoca tanto contigo y siente que no dá lo que realmente merece una mujer tan hermosa como tú. No creo que la tonta cerca de madera pueda desepcionar lo bonito que hemos construído nosotras, acuerdate que es "tonta la cerca" ¿qué puede hacernos", no tengamos miedo.

Te amo Constanza (amo tu nombre *0*)

~ Neutra dijo...

(L).(L)